España es el país europeo con más cetáceos en cautividad. Aunque su número fluctúa por la alta tasa de mortalidad en el intento de adaptación, tenemos aproximadamente 90 delfines, 2 ballenas beluga y 6 orcas en zoos y acuarios. Pero es que además somos el tercero del mundo en número de orcas en cautividad. Sobre éste y otros escalofriantes datos, nos informaron ayer  en la rueda de prensa  de “Blackfish”,  el impactante, crudo y conmovedor documental sobre la vida de las orcas en cautividad, que el próximo 31 de octubre se estrenará en todas las salas comerciales de España.

orcas

La sala Artistic Metropol de Madrid, fue el lugar elegido por la plataforma internacional SOS Defines y la distribuidora Karma Films para la proyección y presentación a los medios de esta desveladora película. Samantha Berg, ex entrenadora del zoo Seaworld de Orlando, que participa también en el documental, acudió a la presentación y aportó interesantes testimonios de su experiencia. Dirigida por la, hasta ahora, productora estadounidense, Gabriela Cowperthwaite, “Blackfish” cuenta la historia de Tilikum, la orca responsable de la muerte de tres personas a lo largo de su vida en cautividad.

Una de las víctimas fue la entrenadora del parque zoológico Seaworld en Orlando, Dawn Brancheau atacada durante un espectáculo el 24 de febrero de 2010 y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo. Coperthwaite , impactada por esta noticia decide investigar y se embarca en la aventura de este documental en el que la orca Tilikum es la excusa para contar las verdades que hay detrás de sitios como Seaworld, donde las orcas son capturadas y mantenidas en cautiverio con el único fin de vender entradas para sus espectáculos.

A través de escenas nunca antes vistas y de los testimonios de entrenadores y expertos, Blackfish explica las consecuencias del cautiverio y el por qué del comportamiento agresivo de algunos de estos animales en determinadas circunstancias. Samantha Berg nos contaba cómo “la relación entre entrenador y orca se convierte en una especie de síndrome de Estocolmo”. Para estos animales tan sociales, el entrenador lo es todo, es con el que se relacionan y el que les proporciona la comida”.

La ex entrenadora considera que animales recorren distancias de 80 y 100  millas a día y que pasan el 70% del tiempo con su familia, “no pueden ser felices en un espacio reducido donde se crean grupos sociales muy artificiales y donde no tienen nada que hacer. Se frustran y llegan a la automutilación” Es frecuente el uso de tranquilizantes y hormonas porque estos animales viven en un estrés constante. “La mayoría de la gente no sabe”, dice Samantha, “que muerden los barrotes, se parten y desgastan los dientes y padecen infecciones. Les tienen que estar medicando constantemente y muchas veces les sacan dientes sin anestesia.”

“Les dan gelatina, no para jugar, como dicen, sino porque están deshidratados” comentaba la ex entrenadora.Desde SOS Defines, Alberto Díaz, hacía referencia a todos los animales en cautividad y a la actual legislación española aclarando que “ solo existe la “Ley de Zoos” de 2003, que no es de obligado cumplimiento y que determina que las instalaciones tienen que estar construidas de forma que reproduzcan lo que tienen en libertad pero , es necesario definir qué condiciones tienen que cumplir y eso aún no se ha hecho”.  Efectos del cautiverio en los cetáceos La vida en un espacio reducido y en un entorno de agua, luz y sonido artificial les lleva a dejar de usar la ecolocalización.

Su dieta se restringe a pescado muerto, que puede provocar alteraciones como pérdida de peso u obesidad. Poco descanso, comportamientos estereotipados, mala socialización ( con las consiguientes guerras de dominio, agresividad, sumisión), relaciones sexuales anormales, estrés y angustia, que pueden causar  a su vez neurosis, úlceras, vómitos y enfermedades varias. Daniel Turner, portavoz internacional de SOS Delfines señalaba que “es urgente que las autoridades europeas y en concreto las españolas prohíban los espectáculos con cetáceos puesto que no aportan ni a la educación del público ni a la conservación de la especie”.

“De los 30 minutos de espectáculo del Loro Parque” en Tenerife, solo 1 m se dedica a la “parte educativa”, comenta Jennifer Berenguer de SOS Delfines. Con este documental descubrimos cómo, una vez más, el ser humano traspasa los límites y demuestra que tenemos mucho que aprender en inteligencia y sensibilidad de estos animales. Nos invita a la reflexión y a cuestionar nuestros pequeños actos de cada día para que, el simple hecho de no visitar estos delfinarios, pueda ser el granito que contribuya a que se acabe con la captura y explotación de estos animales.

Más sobre la película: www.karmafilms.es/ficha_cine.php?ID=170
Más sobre SOS DELFINES: www.sosdelfines.org

Autora: Marta Gandarillas, Periodista

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