El desarrollo económico de las últimas décadas ha sido soportado gracias a la extracción masiva y la utilización de los recursos minerales de la tierra. La demanda cada vez mayor de recursos naturales y su aumento de precio, ha dado lugar al crecimiento masivo de las exploraciones, las inversiones, las licencias y la minería en todo el mundo.

Perforando el planeta. ¿Ponemos bajo control la mega-minería?

Los proyectos de mega-minería perforan el planeta en nombre del progreso y el crecimiento económico. Según un informe publicado por Gaia Foundation, desde la crisis económica de 2008, las inversiones en las industrias extractivas han experimentado un crecimiento exponencial, y no sólo en metales, minerales, petróleo y gas, sino en sus derivados financieros asociados, es decir, en el mercado financiero. Los recursos minerales se han convertido, así, en el escenario de una nueva escalada del capital financiero.

Los proyectos de mega-minería están poniendo en riesgo algunos de los ecosistemas naturales más importantes del planeta, y en muchos lugares, las comunidades locales se ven afectadas por los impactos socio-ambientales que éstas provocan.

Las actividades mineras generan diferentes impactos ambientales según el tipo de recurso que se extrae y la técnica utilizada. En general, producen daños en el suelo, favorecen la diseminación de sustancias tóxicas, y consumen grandes cantidades de agua.

Asimismo, los acuíferos y los cursos de agua próximos pueden resultar afectados, poniendo en peligro la fauna y flora del lugar.

Los proyectos de mega-minería constituyen a menudo la punta de lanza de planes de desarrollo incluso más grandes, que están pensados para transformar regiones enteras. Generalmente, estos proyectos implican la creación de importantes infraestructuras como carreteras, puertos, embalses o centrales de energía, para hacer que las minas sean viables y productivas.

Estas grandes inversiones públicas y privadas generan apoyos gubernamentales a proyectos con elevados impactos ambientales y sociales, y suponen una pérdida de democracia, ya que conllevan la transferencia de poder de los habitantes locales y de la sociedad civil a las sociedades anónimas internacionales y a las élites nacionales.

Por todo ello, debemos proponer una limitación drástica en la extracción de materiales de la tierra y para ese propósito es imprescindible establecer acuerdos globales.

La sociedad requiere desarrollo, no crecimiento a cualquier precio.

Autor: Enric Cortiñas, Presidente de la Asociación de Naturalistas de Girona

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