Las grasas son fundamentales en la alimentación infantil. Mientras que en los adultos se recomienda que no más de un 25-30% de las calorías de la dieta proceda de las grasas, los bebés y niños pequeños necesitan bastantes más.

La leche materna proporciona un 50% de las calorías en forma de grasas. A partir de los 6 meses los bebés necesitan tomar un 40% de sus calorías en forma de grasas y durante el segundo y tercer año de vida esta cantidad oscila entre el 35 y el 40%.

Las grasas son una fuente concentrada de energía para el bebé que está creciendo rápidamente pero que no puede todavía tomar un gran volumen de alimentos; y además son esenciales para el desarrollo del cerebro.

Pero no todas las grasas son iguales. Mientras que los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados tienen efectos positivos en la salud, los ácidos grasos saturados deben tomarse en cantidades muy bajas y los ácidos grasos trans deberían evitarse totalmente en la dieta de los niños.

Las mejores fuentes de grasas saludables, aquellas que contienen ácidos grasos mono y poliinsaturados, son las nueces y el resto de frutos secos y semillas, las aceitunas y el aceite de oliva, y los aguacates.

También la soja y sus derivados (tofu, tempeh, miso) tienen una proporción significativa de grasas de buena calidad

Las grasas saturadas se encuentran, además de en la carne, en los huevos y en los productos lácteos (sobre todo queso, mantequilla, helados), y además en algunos aceites vegetales como el de palma y el de coco. Los ovolactovegetarianos mayores de 2 años deben limitar por esta razón su ingesta de lácteos a no más de 2 raciones al día y de huevos a no más de 4 por semana. Mientras que el aceite de palma no tiene ninguna propiedad beneficiosa para la salud y además produce importantes daños medioambientales; el aceite virgen de coco, en pequeña cantidad es aceptable, puesto que aunque sus grasas sean saturadas, se absorben y metabolizan de una forma diferente a las grasas saturadas del aceite de palma y de los alimentos de origen animal.

Los ácidos grasos trans se encuentran en la carne y en la leche, pero sobre todo en los aceites vegetales procesados industrialmente (hidrogenados, refinados o calentados a altas temperaturas). Los alimentos que lleven estos aceites (margarinas, bollería industrial, muchos platos preparados) deben evitarse todo lo posible, sobre todo en el caso de niños pequeños y mujeres embarazadas y lactantes, ya que atraviesan la placenta y pasan a la leche materna.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra
Bio Eco Actual Mayo 2017