VSF Justicia Alimentaria Global. – Hoy, las salchichas de leche de la conocida marca protagonizan la serie de artículos catalogados como «la gran estafa alimentaria», con los que queremos denunciar los engaños disfrazados del marketing de algunos productos que actualmente se venden en los supermercados.

Unas salchichas de leche de Campofrío que, sin embargo, no ofrecen ni lo mejor de la leche ni lo mejor de la carne. Veamos por qué.

La denominación del producto indica que son «salchichas cocidas de carne de pollo (55%), cerdo (7%) y pavo (6%), con leche (20%)».

Sin embargo, los ingredientes que figuran en el etiquetado son:

Carne separada mecánicamente de pollo, grasa de cerdo, carne separada mecánicamente de pavo, leche desnatada, almidón, sal, gelatina, estabilizantes (E-451, E-412, E-415, E-466), aromas, sólidos lácteos, antioxidante (E-316), aroma de humo, conservador (E-250). Puede contener trazas de soja.

¿Qué indican estos ingredientes?

1. Carne de pollo y «carne separada mecánicamente de pollo» no son lo mismo. Que nadie piense que lo segundo es sinónimo de que «alguien con un cuchillo separa las pechugas del pollo de los huesos». Nada más lejos de la realidad. La carne separada mecánicamente son los restos que quedan en los canales una vez se han eliminado los cortes principales. En concreto, se trata de un proceso donde las carcasas ya casi peladas se someten a un triturado a alta presión con el objetivo de extraer hasta el último resquicio de carne adherida a los huesos. El resultado final es una pasta de color rosáceo bastante alejada de lo que se entiende por carne.

2. Carne de cerdo y «grasa de cerdo» no son lo mismo. En los ingredientes no aparecen ni carne de cerdo ni carne separada mecánicamente de cerdo; únicamente «grasa de cerdo».

La legislación obliga a indicar la cantidad de un ingrediente si dicho ingrediente figura en la denominación del alimento o se destaca en el etiquetado por medio de palabras, imágenes o representación gráfica.

Las salchichas de leche de Campofrío se elaboran con «leche desnatada» y «sólidos lácteos», pero la leche y su contenido exacto no figura como tal  entre sus ingredientes. Es por esto que ese 20% que venden en su envase no se sabe si es de leche desnatada o una combinación aleatoria de dicho ingrediente con sólidos lácteos. ¿Un etiquetado confuso o un producto que no contiene el porcentaje de leche que está publicitando? En cualquier caso, el consumidor no dispone de toda la información para saber exactamente lo que está comprando.

Target infantil

Recursos como el color azul celeste del envasado, la tipografía, un reclamo basado en «alimenta tu vida» o «lo mejor de la leche y lo mejor de la carne» y toda una campaña publicitaria, claramente nos hace pensar en un producto dirigido principalmente al público infantil.

Sin embargo, nos encontramos con un producto con un perfil nutricional poco adecuado, ya que contiene una cantidad poco recomendable de sal: 2 gramos por cada 100 gramos de producto. La cantidad máxima de sal recomendada para una persona adulta es de 5 gramos; por tanto, para la población infantil, 2 gramos de sal es una cantidad considerablemente alta.

Los alimentos procesados, la alimentación que nos enferma

El 70% de lo que comemos son alimentos procesados. En el Estado español se ha incrementado muy considerablemente el consumo de dichos ingredientes, a pesar de que la inmensa mayoría de la población sabe que hay que reducirlos.

Llevar una dieta saludable, basada en productos frescos y de temporada, es de media un 35% más caro; pero no siempre es así.

Muchas veces, las estrategias de marketing de la industria alimentaria nos venden productos insanos disfrazados de saludables y naturales

Las salchichas con leche de Campofrío tienen un precio de venta en una gran superficie de 4,25 €/kg. En el mismo establecimiento, 550 gramos de pechuga de pollo, 60 de pavo y 200 ml de leche fresca cuestan alrededor de 3,2 €/kg. ¿Es siempre más caro comer sano y saludable?

¿Qué pedimos?

Regular la publicidad, especialmente aquella dirigida al público infantil, y establecer un etiquetado obligatorio para todos los productos alimenticios que permita diferenciar claramente los alimentos insanos de los que no lo son, y que permita al consumidor comprar un producto conociendo todas sus peculiaridades de una forma transparente.

Las salchichas con leche de Campofrío son solo un ejemplo de la gran importancia del etiquetado de un producto

Con nuestra campaña #DameVeneno, queremos pedir un cambio del sistema alimentario, porque un 70% de nuestra alimentación se basa en productos procesados. Queremos denunciar la comida que nos enferma. ¿Quieres actuar?

¡Únete a #DameVeneno!