En España los pediatras hasta hace poco recomendaban retrasar la introducción de frutos secos hasta al menos los 3 años. Esto es porque los frutos secos y las semillas, por su forma y consistencia dura, suponen un peligro real de atragantamiento.

Atragantarse con frutos secos o con semillas puede ser muy peligroso porque, al ser tan duros, no se deshacen al contacto con la humedad natural de las vías respiratorias (incluso pueden hincharse) y pueden taponar completamente un bronquio u otra parte del pulmón y conducir a la asfixia.

El atragantamiento también se puede producir con otro tipo de alimentos duros o de forma irregular como las zanahorias y el apio crudos, las aceitunas o las palomitas de maíz; además de con caramelos y chicles.

Los niños menores de 4-5 años todavía están aprendiendo a masticar y tragar y no deben tomar frutos secos enteros hasta que lleguen a esa edad, y al principio deben estar acompañados por un adulto y se les debe explicar la importancia que tiene el que mastiquen y traguen con atención y cuidado.

¿Significa esto que un niño no puede probar frutos secos o semillas hasta que no tiene esa edad? No, sí que puede tomarlos, pero siempre que no estén enteros. De hecho los frutos secos y las semillas son alimentos muy nutritivos: en poco volumen concentran gran cantidad de proteínas, vitaminas, minerales y muchas de las grasas que necesitan los niños pequeños para crecer y desarrollar su cerebro. Los frutos secos y las semillas son una parte muy importante en la alimentación infantil. Pero hay que ofrecerlos molidos o en forma de mantequilla, que debe estar en una capa fina y sin grumos ni trocitos.

Los frutos secos, además de los cacahuetes (que son realmente legumbres) pueden producir alergias con relativa frecuencia. La mejor manera de prevenirlas es introducir estos alimentos en la dieta del bebé lo antes posible en cuanto haya cumplido los 6 meses, se ha visto que el riesgo de alergias disminuye cuando la introducción es temprana. Podemos añadir una cucharadita de almendras o nueces molidas a su papilla de avena o a un yogur. Cuando el bebé ya mastica, podemos untar una capa muy finita de mantequilla de cacahuete en una rebanada de pan integral. Más tarde se puede espolvorear una cucharada de cualquier fruto seco molido sobre los platos de pasta, arroz o verduras.

Los niños y niñas con piel muy atópica o que hayan desarrollado alergia al huevo, deben consultar con su pediatra antes de introducir cacahuetes o frutos secos en su alimentación.

Autora: Miriam Martínez Biarge,  Médico Pediatra
Bio Eco Actual Junio 2017