Ser eco parece estar de moda, sin embargo no siempre somos conocedores de qué beneficios nos ofrece, a nosotros y a nuestro entorno, la alimentación ecológica. Además, existen ciertos tópicos, erróneos a nuestro parecer, que nos hacen estar mal informados. De modo que en este artículo responderemos a la pregunta “¿Por qué añadir a mi cesta de la compra productos ecológicos?”, y lo haremos hablando de precio, medioambiente, salud, sabor y duración.

Empecemos por el precio. Los alimentos ecológicos no siempre son más caros; de verdad que no. Por supuesto, siempre dependerá del establecimiento, además de que nos topamos aquí con el mandamiento de la ley de la oferta y la demanda: cuanto más eco consumamos, más irá ajustándose el precio con el tiempo. Por suerte, cada vez son más los establecimientos que comienzan a incorporar en sus lineales este tipo de alimentos eco (recuerden, identificados con el logo de la UE para la producción ecológica y el código de la entidad certificadora) así como tiendas especializadas y portales online que llevan el producto desde la huerta directamente a tu casa.

En segundo lugar, lo producido ecológicamente es más respetuoso con el medioambiente, ya que se hace sin forzar los ciclos naturales ni la fertilidad de los cultivos y la alimentación de los animales. Además, no se usan productos químicos que podrían ser perjudiciales tanto para nuestra salud como para la del entorno.

A la hora de cocinar, sus cualidades tampoco dejan indiferente a ningún cocinero: preservan el sabor, el color, el aroma y la textura naturales. Y, por supuesto, las propiedades. Al no ser modificados genéticamente ni desvirtuados con aditivos, los alimentos ecológicos son los más puros y esto hace, en último lugar, que sean más duraderos. Y lo son, además, porque tienen menos contenido de agua. El producto convencional sale entonces más caro a la larga, ya que es más agua que alimento y conlleva los gastos adicionales que para nuestra salud suponen los productos químicos usados.

Y podemos así cerrar el círculo uniendo este quinto punto con el primero: un producto que va a mantenerse más tiempo en buen estado puede tener en ocasiones un mayor coste, pero también sus “prestaciones” son mayores, por lo tanto, no es caro, es que lo vale.

Como cualquier buen hábito, lleva su tiempo incorporar lo ecológico a nuestras vidas, pero no hay mejor manera de hacer un camino que dando un primer paso. Los que aún no lo hagan, prueben las ventajas de comer eco. Les aseguro que repetirán.

Autor: David Samper, Presidente del Consejo de Agricultura Ecológica de la Región de Murcia (CAERM)

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Bio Eco Actual Julio-Agosto 2017

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