A Sri Lanka se la llama la Isla Esmeralda, pero realmente se la debería llamar la Isla de los Cocos, con casi 2 mil millones de cocos consumidos en Sri Lanka cada año.

En nuestra familia, solemos decir “todo comienza con el coco”, y nuestra historia de amor con él viene de 100 años atrás cuando nuestra bisabuela comenzó a cultivar las tierras ricas de Sri Lanka con té, especias y cocos. Nuestro padre pasaba horas en la granja escalando cocoteros, sorbiendo sorbos de agua de coco chispeante, y disfrutando de la vida sencilla de sentirse uno con la naturaleza. Un médico de profesión, amigo de la familia, decidió, con el apoyo de nuestra madre, colgar su bata blanca, y movido por su inquietud, empezar su viaje orgánico hacia el cuidado del medio ambiente y un futuro sostenible. Transformó nuestras explotaciones familiares en la granja de coco orgánica más grande de Sri Lanka, con una comunidad próspera de más de 2000 familias campesinas tradicionales, lo que le valió el apodo de “Doctor Coconut”. Él nos enseñó todo lo que sabemos sobre la agricultura ecológica.

En 2013 mi hermano y yo tomamos el relevo y fundamos Cocomi: deliciosos y humildes cocos, frescos, recogidos a mano en nuestras granjas familiares. Arrancamos, embalamos y preparamos todos nuestros productos, dándole la trazabilidad directa al consumidor: de la palma al envase.

Es importante trabajar con la Madre Naturaleza, eso significa respetar y proteger el ciclo natural de vida en nuestras granjas. Nos aseguramos de que todo lo que se puede devolver a la naturaleza se devuelva: nuestras fábricas funcionan con energía producida a partir de cáscaras de coco, nuestros cocoteros se enriquecen con los nutrientes de las cáscaras de coco también. Dejamos que las plantas florezcan naturalmente entre los cocoteros para enriquecer el suelo, y acogemos a los animales salvajes en nuestras granjas. Desde monos descarados hasta pavos reales, todo el mundo juega su papel para equilibrar el apreciado ecosistema de nuestra isla.

Anushka y Shamindra Rajiyah - Cocomi
Anushka Rajiyah con su padre, el Dr. Rajiyah. “Nuestro padre pasaba horas en la granja escalando cocoteros, sorbiendo sorbos de agua de coco chispeante, y disfrutando de la vida sencilla de sentirse uno con la naturaleza. Un médico de profesión, amigo de la familia, decidió, con el apoyo de nuestra madre, colgar su bata blanca, y movido por su inquietud, empezar su viaje orgánico hacia el cuidado del medio ambiente y un futuro sostenible. Transformó nuestras explotaciones familiares en la granja de coco orgánica más grande de Sri Lanka, con una comunidad próspera de más de 2000 familias campesinas tradicionales, lo que le valió el apodo de “Doctor Coconut”.

Nadie entiende mejor ese ecosistema que nuestros agricultores. Las viejas técnicas agrícolas, transmitidas de padres a hijos durante generaciones, hacen que los productos de Sri Lanka sean tan especiales. Creemos que es importante proteger esas habilidades, asegurándonos de que las familias campesinas reciben el apoyo adecuado para prosperar. Es por eso que ofrecemos atención médica gratuita a todas las familias de agricultores, un buen precio para los cocos, apoyo y capacitación con certificación orgánica.

Anushka y Shamindra Rajiyah

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Bio Eco Actual Septiembre 2017