La Naturopatía, bajo el principio de “primum non nocere” (primero no hacer daño) intenta facilitar a cada persona el camino para tomar conciencia y desarrollar la capacidad de curarse a sí misma. A través de unas herramientas fundamentales como el ayuno, la dieta, los estímulos naturales (masajes, hidroterapia, talasoterapia…) y el ejercicio físico intenta potenciar la capacidad innata del cuerpo de mantener un buen estado de salud.

Además de todo esto se suele apoyar también en herramientas como son las flores de Bach, la fitoterapia (utilización de plantas con fines curativos), las bioterapias (como la homeopatía, los oligoelementos, las Sales de Schüssler) etc…, que lo que buscan es facilitar los mecanismos de adaptación  para conseguir la curación o el equilibrio (la homeostasis) que el propio organismo tiene. La Naturopatía no reprime los síntomas puesto que son el esfuerzo de la  “vis natura medicatrix” (la fuerza curativa de la naturaleza) para restablecer de nuevo ese equilibrio perdido y recuperar la salud.

Es además fundamental ir a la causa, atendiendo a los diferentes niveles de la persona: físico, psíquico, mental, social y espiritual, como el todo integrado que proponía el Naturismo de las antiguas escuelas pitagóricas del que arranca la Naturopatía. Es muy importante el concepto de enfermedad ya que se concibe como un proceso que no se produce de repente, como normalmente se suele creer, sino de forma progresiva y gradual. En palabras de Francisco Cepas, naturópata desde hace más de 20 años y profesor de fitoterapia, estímulos naturales, Flores de Bach y otras disciplinas dentro de la Naturopatía, “la enfermedad es la expresión de un silencio a través del cuerpo como adaptación del mismo ante un factor interno o externo que quedó sin resolver en el tiempo”.  La enfermedad se entiende así, como una oportunidad para tomar conciencia de algo que debemos cambiar en nuestra forma de vida.

Se tiende a confundir la Naturopatía con la Homeopatía, la cual se considera una técnica que la Naturopatía puede emplear en esa búsqueda de no combatir el síntoma sino de estimular las propias fuerzas curativas del organismo. La Homeopatía, que ha vivido una polémica reciente en nuestro país y de la que hablaremos en próximos artículos, es utilizada por millones de personas en todo el mundo y está integrada en la Seguridad Social de varios países de nuestro entorno. La  medicina convencional alopática combate el síntoma directamente mientras que la Naturopatía, en general, se enfoca hacia la prevención más que hacia la terapéutica.  Pero de alguna manera, el propio proceso de desarrollo de la sociedad ha conducido a practicar muchas veces una Naturopatía alopatizada en la que simplemente se sustituye el fármaco de síntesis por otro biológico que atenúa los efectos secundarios, pero que también elimina el síntoma. Para los que han bebido de las fuentes del antiguo Naturismo del que hablábamos, “es necesario recuperar esa visión integradora del ser humano con su entorno”.

Así lo expresa Sergio Nieto, naturópata con casi 40 años de experiencia y también profesor de Naturopatía, firme defensor de la importancia del estudio del Naturismo para entender que se trata “de una forma de vida para gestionar los distintos problemas que el ser humano tiene. Por lo tanto hay una práctica física, psíquica  y mental pero siempre hay una práctica social que lleva a conceptos políticos, económicos y por tanto a crear sociedades diferentes porque se crean individuos diferentes.”  Para Sergio Nieto, “hoy se está volviendo a recuperar parte de esta visión a través de la ciencia (por ejemplo con la física cuántica) y se está haciendo un pensamiento integrativo pero con un concepto racional muy interesante y con el añadido de la objetividad científica”. “Además es necesario recuperar un concepto que es revolucionario puesto que es un cuestionamiento de que las enfermedades no son un proceso de un individuo, sino que se desarrollan en uno, pero tienen que ver con las interacciones con el Medio Ambiente”.

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Por otro lado, cómo decíamos en el artículo anterior sobre la situación de las terapias naturales en España, es necesaria una regulación y una enseñanza reglada con un nivel formativo mínimo imprescindible para ejercer las terapias naturales con una adecuada capacitación técnica. Según Moisés Cobo, naturópata y director del Centro de Estudios Superiores y Terapias Naturales Philippus Thuban de Madrid, “durante los últimos 10 años hemos experimentado un cambio evidente en nuestro alumnado y su edad. Cada vez son más las personas que una vez terminan Bachillerato se plantean realizar nuestros estudios (…) El problema de que estas profesiones no estén reguladas en España, a diferencia de otros muchos países europeos, es que existen muchas formaciones que no son rigurosas y generan desconfianza”, añade el director de este centro, el único que ofrece un título universitario propio con el aval del Real Centro Universitario Escorial Maria Cristina (que no es oficial por esa falta de regulación) y que sigue el Espacio Europeo de Educación Superior.

Para Moisés Cobo, “no podemos perder de vista el objetivo final, que es el cuidado de la salud  entendiendo al ser humano en toda su dimensión: cuerpo, mente y alma. El futuro debe pasar por una regulación profesional, que en definitiva garantice la seguridad y protección del usuario final que voluntariamente quiere ser tratado con terapias no convencionales. Y los datos existentes corroboran que cada vez hay más personas que quieren cuidar su salud con métodos naturales”.

Autora: Marta Gandarillas, periodista
Bio Eco Actual Marzo 2017