Leer Parte I

El término educación alternativa puede conducir a pensar en algo nuevo, desvinculado de la realidad y del sistema oficial. Pero no debiera ser así. Muchas de las propuestas de estas pedagogías etiquetadas como “alternativas”, están ahí desde hace más de un siglo, han impregnado muchos conceptos básicos de la enseñanza y son ya una realidad funcionando en muchas escuelas del mundo privadas y públicas.

Como veíamos en la parte I, la pedagogía Waldorf se practica en todas las escuelas de Finlandia desde hace años. Según los datos de la Asociación Waldorf en España, hay más de 4000 centros en todo el mundo.

Tres millones de niños siguen la pedagogía Montessori en los 130.000 centros que hay por todo el mundo, según los datos de la Asociación Montessori Española. En Méjico, un gran número de escuelas públicas tienen integrada la pedagogía Montessori. En España, durante la República, hubo 149 escuelas públicas de pedagogía Montessori. No es, por tanto, algo nuevo o de “unos pocos” lo que, en concreto, estas pedagogías proponen. La singularidad de cada niño, la autonomía para que se conviertan en protagonistas de su aprendizaje y el fomento de las relaciones sociales y de respeto, no suena a nuevo, sin embargo es necesario recuperarlo y fomentarlo dentro del sistema educativo.

Decía  Maria Montessori, psiquiatra, filósofa y pedagoga que, “la Educación no debería ser sólo impartir conocimiento, sino un nuevo camino hacia la realización de las potencialidades” y que “nunca hay que dejar que el niño se arriesgue a fracasar hasta que tenga una oportunidad razonable de triunfar.” La que fue la primera mujer médico en Italia, inauguró en 1907, en un barrio deprimido de Roma, la primera “Casa dei Bambini” donde desarrolló sus teorías en base a que, los niños son sus propios maestros y para aprender necesitan libertad y multiplicidad de opciones.

Montessori diferencia varios periodos sensibles,  etapas en las que el niño está motivado y preparado para adquirir determinadas habilidades (lingüísticas, motoras, táctiles…), que han de ser aprovechadas al máximo.

En las aulas los alumnos tienen libertad de movimiento y de acceso a los materiales pedagógicos y además pueden escoger el trabajo que desean hacer en cada momento.  Hay pocas normas y muy precisas y se fomenta la autodisciplina. Además se mezclan distintas edades en cada aula y se trabaja, tanto de forma individual como en grupo, para facilitar el intercambio de ideas, la cooperación y evitar el exceso de competitividad. Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y hay que respetarlo.

No hay un horario específico y se ofrecen al niño períodos largos de tiempo para que pueda escoger libremente los trabajos de cualquier área y analizar, razonar, probar, equivocarse, corregir…para aprender a crear, decidir y mejorar. De este modo, el niño mantiene viva su motivación innata por aprender” nos comenta Montse Juliá, directora de Montessori Palau de Girona, el centro más antiguo de Europa.

Los diversos materiales de estudio tienen la cualidad de captar la curiosidad de los niños.

En Montessori, se crean espacios donde el niño se equivoque con total tranquilidad. Betzabé Lillo, educadora y directora académica de la Escuela de Formación de educadores Montessori Canela  nos explica “se trata de trabajar el error, que sepan que no es malo, que nadie les va a castigar porque se equivoquen, al contrario, que cuantas más veces se equivoquen más cerca van a estar de conseguirlo“.

El profesor debe estar formado en esta pedagogía y cumple el papel de observador, motivador y orientador, para mostrar a los alumnos las diferentes tareas que pueden desarrollar, pero interviniendo lo menos posible en su trabajo.

Según Betzabé Lillo, “si tuviera que resumir lo que es Montessori, lo diría en dos palabras: SENTIDO COMÚN, aprender siguiendo el ritmo de la vida y no en sentido contrario. Un ejemplo sería respetar las necesidades básicas y fisiológicas del niño como ir al baño, beber agua y comer cuando lo necesite y no cuando lo autorice un adulto…eso todos lo podemos hacer sin invertir dinero…es un cambio de actitud”.

Más información en: www.asociacionmontessori.net, www.montessoricanela.es , www.colegioswaldorf.org, www.laeducacionprohibida.com