En el cuerpo, tenemos glándulas productoras de hormonas que realizan funciones específicas en el organismo. Una de ellas, situada en el cuello y con forma de mariposa, es la tiroides, la cual regula el metabolismo, es decir, el ritmo de los procesos físicos y químicos del organismo, como por ejemplo la velocidad con la que se queman las calorías y con la que late el corazón.

La mariposa que controla nuestro organismo: la tiroides

El yodo es el nutriente más importante para que la tiroides funcione de forma correcta. Sin él, nuestro cuerpo no puede sintetizar la tiroxina, hormona que modula la actividad metabólica de la mayor parte de las células del organismo.

¿Qué alimentos contienen yodo?

No existen demasiados alimentos ricos en yodo. Además, la cantidad que se puede encontrar puede ser muy variable:

  • En los alimentos de origen vegetal depende mucho de la composición de la tierra, de los fertilizantes y del tipo de riego. Aún así, la cantidad de yodo en estos alimentos es muy baja.
  • En los productos de origen animal depende de la cantidad de yodo que haya consumido el animal, ya que se lo añaden al pienso.
  • En el caso de los lácteos, además de la suplementación del pienso, también se utilizan soluciones de yodo para la limpieza de los pezones de las vacas y de los equipos utilizados para la producción de leche, quedando restos de yodo en el producto final.
  • En el pescado, a excepción del bacalao, tampoco hay demasiado yodo. Además, hoy en día está contaminado tanto con metales pesados como con contaminantes industriales.
  • En las algas, aunque tienen cantidades significativas de yodo, pueden variar mucho entre diferentes remesas y pueden contener demasiado. Debe evitarse utilizar el alga Kombu para cocinar por su excesivo contenido en yodo y el alga Hiziki, ya que contiene arsénico.

Entonces… ¿dónde lo podemos conseguir?

Por suerte, tenemos una fuente fiable, segura y de fácil acceso: la sal yodada. Con menos de ½ cucharada de postre (2,5g) al día se cubren las necesidades de yodo diarias, las cuales son de 150 mcg para un adulto.

Otra opción es tomar un suplemento* de yodo de forma regular. En ningún caso se debería sobrepasar la ingesta máxima tolerable (UL) para una persona adulta de 1.100 mcg.

Problemas asociados al consumo de yodo

Cada vez hay más personas a las que no les funciona correctamente la tiroides. Tanto un consumo bajo en yodo como uno excesivo, puede alterar el metabolismo de la tiroides, provocando un funcionamiento anormal de esta glándula.

Los problemas más comunes son:

Hipotiroidismo

Normalmente aparece cuando la ingesta de yodo es muy baja, aunque también hay casos asociados a un exceso. Sus síntomas pueden ser; debilidad, sensación de lentitud, aumento anormal de peso, tristeza o depresión, etc. Un hipotiroidismo prolongado puede provocar bocio (aumento del tamaño de la glándula tiroides).

Hipertiroidismo

Sucede cuando el aporte de yodo es muy elevado. Los síntomas suelen ser; dificultad para la concentración, problemas de sueño, nerviosismo, pérdida de peso, bocio, etc.

Cuando el consumo de yodo es insuficiente durante el embarazo o la niñez, puede provocar retraso mental e incluso cretinismo (retraso en el crecimiento físico y mental).

Por lo tanto, para no tener problemas con la tiroides, es necesario aportar una fuente de yodo de forma regular y en la cantidad adecuada durante todas las etapas de la vida.

*Es importante tomar suplementos siguiendo las indicaciones de un profesional de la salud

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Autor: Jordi Galisteo, dietista

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Bio Eco Actual Septiembre 2020

El yodo en la alimentación infantil