La ansiedad (del latín anxietas, angustia) es un estado asociado al estrés (respuesta natural ante cualquier cosa que nos cause una perturbación) en el que se manifiestan con frecuencia, síntomas de nerviosismo, inquietud, sensación de agobio y presión, entre otros.

Ansiedad o hambre real

Aparece entonces una sensación de vacío que rápidamente se busca paliar con algo que lo llene, reconforte y de alguna manera “tape”, confundiendo así  el vacío y agujero emocional, con el agujero físico y estomacal del hambre real…

Por otro lado, muchos de nuestros hábitos alimentarios vienen marcados ya por una educación, sistema y piloto automático. ¿Cuántos de nosotros recuerda lo que ha ingerido el día anterior?

Esa falta de conciencia es justamente la pieza clave a potenciar para poder reconectar con nuestro interior y diferenciar el hambre real del emocional.

Entender para qué estamos escogiendo comer ese alimento, y observar la manera en cómo lo comemos, nos devuelve la libertad y autonomía a la hora de elegir y decidir, sin automatismo alguno. En otras palabras, el comer con conciencia, también llamado el Mindful eating.

No obstante, si queremos tener una relación equilibrada con los alimentos, debemos también a la par, trabajar y saciar nuestro campo emocional. Es la única manera de sentirnos llenos.

A nivel nutricional, una deficiencia en omega 3 y en carbohidratos complejos puede ser otra causa en las personas que padecen ansiedad. A menudo lo que se esconde detrás es una hipoglucemia, y esas subidas y bajadas de azúcar (glucosa) en la sangre son las responsables de los ataques de hambre. La fruta y sobre todo la verdura son nuestras aliadas y reguladoras.

En cambio debemos limitar los aportes de sal, refinados y excitantes así como aumentar la frecuencia de las comidas para evitar llegar al punto de alarma en el que empezamos a comer de forma compulsiva.

Además, detrás de muchos alimentos existe una connotación emocional y muchas veces se trata además de alimentos ricos en aditivos, ¡esto no es casualidad!

Pautas frente a la ansiedad

  • El naturismo siempre propone que hagamos un poco de detectives de nuestro propio caso. Es fundamental saber y coger el hábito de auto-observarnos en los momentos cruciales para tomar conciencia del origen de nuestros problemas y de cómo nos afecta a nivel físico, emocional y psicológico.
  • Respirar con conciencia, antes de cada comida, es el primer paso a dar.
  • Hacer ejercicio de manera regular, ejercicios aeróbicos preferiblemente, de fondo, como caminar 30 minutos al día.
  • Organizar de manera efectiva su agenda y tiempo libre.
  • Trabajar las relaciones del entorno a través de una mejor comunicación limitando el grado de intoxicación.

Aliados naturales*

  • El alga Espirulina tiene efecto saciante además de contener una  variedad de elementos nutritivos para el organismo.
  • El complejo de vitamina B es esencial para una buena función del sistema nervioso, su deficiencia está asociada a la ansiedad y otros trastornos ansiosos.
  • Pasiflora, planta medicinal indicada contra todo tipo de afecciones nerviosas, sin presentar contraindicación alguna.
  • Aceite de linaza como gran fuente de omega 3 de origen vegetal, en forma de perlas.
  • 5 HTP, precursor de la serotonina, para situaciones de tensión, estrés o insomnio.
  • La Rodiola es una hierba adaptógena porque aumenta la tolerancia frente a diversos factores estresantes además de ser inmunoestimulante, neuroprotectora y antioxidante.
  • Ginseng Americano, otro conocido adaptógeno además de actuar como tónico del sistema nervioso central, también muy indicado para los casos de ansiedad acompañados de fatiga.

*La suplementación debe ser prescrita y supervisada por un profesional de la salud

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Autora: Mareva Gillioz, Dietista y Coach nutricional, especializada en Naturopatía

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Bio Eco Actual Septiembre 2020