Javier Maté Caballero (Madrid, 1962), es Licenciado en Veterinaria y lleva toda una vida dedicada al trabajo en las administraciones públicas. Actualmente dirige la Subdirección General de Calidad y Promoción Agroalimentaria, una de las cinco que integran la Dirección General de Industrias Agroalimentarias y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cuya función es principalmente la de marcar el camino a seguir en la política de calidad de los alimentos, incluyendo también la promoción.

Entrevista a D. Fco. Javier Maté Caballero

Según su último avance de datos sobre el sector ecológico en España, la agricultura ecológica supera en España los 2,2 millones de hectáreas. ¿Cuál es la clave del éxito de nuestro campo?

Sin duda, la clave de este crecimiento se encuentra en el gran esfuerzo realizado por los operadores ecológicos españoles, que han trabajado muy duro para producir conforme a un método reglamentado muy exigente. También ha contribuido a ello la apuesta de la Administración por este método de producción, como demuestra el hecho de que España fue el tercer Estado miembro de la UE que legisló sobre la producción ecológica, ya en los años 80, antes incluso de publicarse el primer reglamento marco europeo de 1991.

¿Qué objetivos persigue la campaña #alimentosdespaña y cómo incluye a la producción ecológica?

La producción ecológica, junto con los alimentos y bebidas con sellos de calidad diferenciada (DOP/IGP) son pilares fundamentales de la campaña “Alimentos de España”. Se trata de elementos singulares y diferenciadores que forman parte de la imagen de España como productora de productos agroalimentarios de alta calidad.

Alemania, Dinamarca o Australia son algunos de los países que están apostando fuerte desde las instituciones por la producción bio, ¿Podemos esperar lo mismo de España?

Esta apuesta fuerte ya se está produciendo en España. Se puede comprobar, además de por las ayudas que las comunidades autónomas implementan en sus Programas de Desarrollo Rural, en la existencia de una Estrategia nacional para la Producción Ecológica para el periodo 2018-2022.

Esta estrategia recoge actuaciones compatibles con el reparto competencial, en una materia cuya implementación y desarrollo está transferida a las CCAA, y con la existencia de Estrategias autonómicas para impulsar la producción ecológica. Esto queda patente en el hecho de que España es el primer productor por superficie de la UE, muy por delante de Alemania o de Dinamarca y el cuarto mundial.

Australia es el primer productor del mundo, pero no podemos establecer un paralelismo si tenemos en cuenta su tamaño en comparación con el de un Estado de la UE.

Además, en el mundo se está produciendo un incremento muy importante de la demanda de estos alimentos y bebidas, lo que al fin y al cabo orienta las producciones y elaboraciones.

España es líder en producción y exportación, sin embargo, estamos despertando aún en consumo interno: ¿por qué?

El consumo interno ya hace unos años que ha despertado. De hecho, según datos estimados de estudios de caracterización encargados por el MAPA, desde 2014 a 2017 ha habido cuatro años consecutivos de crecimientos de dos dígitos en el gasto en productos ecológicos. Y las previsiones apuntan a que se repetirán en 2018.

Es cierto que estamos lejos de los niveles de consumo de los países más avanzados de la UE, que en algunos casos están en torno a los 200 euros/persona/año. Pero lo importante es la tendencia, y en España en 2007 se estimaba un consumo per cápita de unos 2 euros/persona/año, y las previsiones para 2018 apuntan a que supera los 46 euros/persona /año. Todo apunta a que ya estamos bien despiertos.

¿Cree que la vía impositiva -por ejemplo un IVA reducido a los productos BIO- podría ayudar al mercado y a los consumidores a conocer los costes reales de los productos (cambio climático, aguas subterráneas…)?

El conocimiento por parte del consumidor de los esfuerzos que deben llevar a cabo los productores ecológicos se construye a base de información y difusión, labor en la que la Administración ha sido muy activa. Las ayudas fiscales podrían influir sobre el consumo, pero no para aumentar el conocimiento del consumidor sobre los costes reales de los productos ecológicos.

Autor: Oriol Urrutia, Co-Editor.

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