A los pocos días de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania se abrió un nuevo debate sobre la seguridad alimentaria en Europa. Los temores de que el conflicto pudiera provocar grandes tensiones en las cadenas de suministro y escasez de alimentos en todo el continente crecieron rápidamente. Con el acceso a las exportaciones de alimentos y piensos ucranianos (y rusos) drásticamente cerrado, y la amenaza de una grave interrupción del suministro de energía y fertilizantes, las instituciones de la UE se movilizaron para acordar una respuesta de emergencia.
Ucrania: Guerra alimentaria en dos frentes
Los lobbies de la agroindustria están presionando a los gobiernos europeos para que retrasen o reviertan los compromisos clave de la UE en materia de sostenibilidad de la iniciativa “De la Granja a la Mesa”. Los grupos ecologistas dicen que su táctica es clara: promover una falsa dicotomía entre sostenibilidad y seguridad alimentaria.
La guerra en Ucrania afecta a la agricultura ecológica en las importaciones de alimentos esenciales y los cultivos de piensos en los mercados ecológicos de todo el mundo. En segundo lugar, tiene implicaciones amplias para la política alimentaria y agrícola, en un momento de extrema precariedad ecológica.
Para entender el primer impacto, tenemos que tener en cuenta lo importante que es la producción ecológica de Ucrania en Europa. Según datos de la Comisión Europea (2019), Ucrania es el mayor proveedor individual de productos ecológicos a la UE, y el segundo a nivel mundial. La gran mayoría de los cereales ecológicos, por ejemplo, se importa de Ucrania (32% del trigo, 77% de otros cereales). También es un destacado productor de semillas oleaginosas, hierbas medicinales, plantas aromáticas y miel ecológicas.
Ucrania es el mayor proveedor individual de productos ecológicos a la UE, y el segundo a nivel mundial
La guerra está presionando a los agricultores de toda Europa, afectados por el aumento de los costes de los fertilizantes, los piensos y el combustible. Pero lejos de interpretarlo como una señal urgente para construir un sistema agrícola más resistente y ecológicamente sostenible, voces de la industria alimentaria y la política exigen una mayor intensificación agrícola.
A principios de marzo, la Comisión Europea anunció que convocaría una reunión de emergencia de los ministros de agricultura europeos para volver a examinar los objetivos clave de sus estrategias “De la Granja a la Mesa” y “Biodiversidad”, pues se temía que la guerra mermara considerablemente la capacidad de Europa para producir alimentos. Incluso el comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, advirtió que los objetivos de sostenibilidad “tendrían que ser revisados si la seguridad alimentaria se pusiera en peligro”.
Aprovecharse de la tragedia
La “seguridad alimentaria” cobra mayor fuerza en tiempos de guerra. Los poderosos grupos de la agroindustria la utilizan como arma para provocar miedo e intentar hacer retroceder el ambicioso programa de la UE para la transición ecológica. “El lobby agrícola europeo no ha perdido tiempo en explotar esta tragedia para su propio beneficio económico”, señala la ONG Birdlife International.
El sector ecológico está muy atento a estas maniobras. Paul Holmbeck, miembro del Consejo Mundial de IFOAM, advirtió: “La guerra en Ucrania se usa como ariete por los clásicos intereses de los lobbies agroindustriales. Quieren más plaguicidas y que se eliminen las reservas naturales. Esto ignora por completo el hecho de que nuestra mayor vulnerabilidad alimentaria se debe al uso de tanta tierra para producir alimentos para los animales, en lugar de para las personas”.
Volkert Engelsman, director general de Eosta, dijo que el lobby de los fertilizantes y los pesticidas usa la crisis “para bombardear la política ‘De la Granja a la Mesa’” y revertir el progreso hacia la agricultura sostenible en varias décadas”.
Apoyo renovado a “De la Granja a la Mesa”
Para alivio de la comunidad ecológica europea, el 23 de marzo la Comisión Europea reafirmó formalmente su compromiso con la estrategia “De la Granja a la Mesa” (incluido el objetivo del 25% de agricultura ecológica para el año 2030), al anunciar una serie de medidas de emergencia destinadas a salvaguardar la seguridad alimentaria europea.
Pero hubo frustración, e incluso enfado, por la decisión de posponer importantes reformas en materia de plaguicidas, que fijarían una reducción vinculante del 50% de su uso para 2030. También se han pospuesto objetivos relevantes en materia de biodiversidad.
La agroindustria utiliza la seguridad alimentaria como arma para intentar hacer retroceder el programa de la UE para la transición ecológica
El Parlamento Europeo dio su apoyo a la iniciativa, al aprobar las medidas de la Comisión. IFOAM Organics Europe lo consideró como una “señal política positiva, especialmente teniendo en cuenta las semanas de intensa presión para socavar la ambición de la UE a favor de una agricultura más sostenible”. Sin embargo, lamentó las concesiones hechas en materia de biodiversidad y pesticidas.
La crisis ucraniana parece no remitir y sus repercusiones serán potencialmente duraderas. El Partido Verde del Parlamento Europeo ha advertido que “los ataques sistemáticos a los objetivos de sostenibilidad del Pacto Verde” seguirán siendo llevados a cabo por intereses particulares. Pero otros creen que la lógica errónea de las demandas de la agroindustria para una relajación de las normas ambientales está siendo expuesta con éxito. Según la Soil Association, “ahora es el momento exacto de acabar con la dependencia de la agricultura de los fertilizantes químicos”. También el presidente de IFOAM Organics Europe, Jan Plagge, afirma que la guerra puede ser el factor determinante: “Nos obliga a repensar fundamentalmente nuestro sistema de producción de alimentos para hacerlo más independiente e intensivo de los factores externos, y más resistente”.
Autor: Jim Manson, Periodista
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