No hay nada más gratificante que elaborar tus propios cosméticos. Pero las informaciones que podemos encontrar en la red suelen tener sus límites, y hay que tener buen criterio para discernir si son serias o no.

Los aspectos clave son: que los profesores sean profesionales en activo, que se disponga de un amplio repertorio de materias primas y de calidad y que te enseñen a ser autónomo en el desarrollo de productos.

Si nos decidimos a asistir a un curso de iniciación a la elaboración, evitaremos los cursos destinados exclusivamente a hacernos dependientes de materias primas, bases y otros productos que nos puedan vender la misma escuela o profesor. Trataremos, pues, que además de práctica nos ofrezcan fundamentos teóricos para entender lo que hacemos y poder ser autónomos y libres de adquirir materiales y materias primas donde más nos convenga.

Si ya estamos iniciados en la elaboración de cosméticos, es habitual que nos encontremos limitados a la hora de desarrollar nuevas fórmulas. La causa de esto suele ser haber comenzado directamente por reproducir fórmulas que hemos visto por la red o en algún libro de iniciación a los productos hechos en casa, sin mucha base conceptual, lo que provoca la repetición de estas fórmulas hasta el infinito, con algunas variaciones a menudo poco seguras, sin entender qué ponemos ni por qué.

Por lo tanto, si decidimos inscribirnos a un curso más avanzado tendremos que procurar que se nos faciliten:

– Muy buenos fundamentos teóricos para poder entender las estructuras fisicoquímicas de cada forma cosmetológica e informaciones técnicas de los proveedores de materias primas.

– Propuestas de fórmulas razonadas, para comprender qué se hace y para ser capaces de introducir variaciones con criterio y sin poner en riesgo la fórmula.

– Fórmulas marco porcentuales y con intervalos, para dar libertad de juego en los porcentajes de los ingredientes. Esto nos abrirá a la creatividad y a un gran abanico de posibilidades en cuanto a texturas, a concentración de activos y, en definitiva, a propiedades.

– Rigor en los modus operandi. No son rigurosas, por ejemplo, las indicaciones en número de gotas o nombrar los ingredientes con denominaciones genéricas como conservante o emulgente.

– Prácticas que permitan consolidar los conceptos básicos de los ingredientes y de las formas cosmetológicas; preferentemente, prácticas libres individuales (supervisadas por el profesor) para fomentar la creatividad.

Ecoestética

Autora:  Montse Escutia, Co-Fundadora del Proyecto Red Ecoestética – Asociación Vida Sana
Bio Eco Actual Julio-Agosto 2017