Al derecho de los pueblos a alimentarse de forma sana y saludable, con alimentos nutritivos y acordes a su cultura, a poder gestionar sus recursos naturales, como son el agua y la tierra para cultivar de forma sostenible y ecológica, a disponer de semillas no transgénicas que les harían esclavos de la firma que las patenta, al derecho a defenderse de importaciones agrícolas demasiado baratas que provocarían que los campesinos se arruinen, es a grandes rasgos a lo que llamamos soberanía alimentaria.

Parce de sentido común y lo es. Los monocultivos de grandes extensiones pertenecientes a unas pocas empresas, la prioridad de las cuales es el enriquecimiento económico propio, a expensas del empobrecimiento de la tierra, de los habitantes del territorio y de la muerte por intoxicación de abejas, mariquitas, pájaros y campesinos, debida a la utilización de herbicidas y plaguicidas, son contrarios a este sentido común. Es el precio del neoliberalismo en el que los mercados están inmersos bajo las directrices de la Organización Mundial del Comercio, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.

Fue el Movimiento Campesino Internacional La Vía Campesina quien acuñó el concepto de Soberanía Alimentaria para defender a campesinos y agricultores, a los pueblos indígenas y a trabajadores del campo de todo el mundo. Es un movimiento autónomo, pluralista y multicultural que demanda justicia social y es independiente de cualquier partido político. Su origen remonta a 1992 en el Congreso de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos en Nicaragua donde se reunieron líderes campesinos de América Central, Norteamérica y de Europa. En 1993 se celebró la primera Conferencia en Bélgica, donde se constituyó como Organización Mundial; a la segunda, en 1996 en Méjico, asistieron 37 países y 69 organizaciones.

Este verano la séptima conferencia de La Vía Campesina tendrá lugar en Derio, Bizkaia del 16 al 24 de julio

A día de hoy son 164 las organizaciones procedentes de 73 países las que conforman La Vía Campesina que tiene como objetivo primero promover las relaciones económicas de igualdad y de justicia social, la preservación de la tierra, la soberanía alimentaria y la producción agrícola sostenible. Este verano la séptima  conferencia de La Vía Campesina tendrá lugar en Derio, Bizkaia del 16 al 24 de julio donde se esperan delegaciones de las diferentes regiones del mundo en las que está organizada La Vía Campesina y en la que se analizara el contexto actual y se planificarán las estrategias para el futuro. La ceremonia inaugural de la VII Conferencia tendrá lugar el 19 de julio y reunirá a cientos de participantes, además de a personalidades nacionales e internacionales. Casi 200 millones de personas en el mundo se sienten representados por este movimiento social solidario y global.

Pone los pelos de punta el conocer que en determinadas zonas los campesinos tengan que cultivar además del café o la caña de azúcar, algún tipo de droga para no morir de hambre, pues su trabajo de sol a sol no les da el rendimiento suficiente para mantenerlos o que en muchas comunidades sean todos los miembros los que trabajan, niños y ancianos incluidos, para poder sobrevivir. Mientras, el precio de los alimentos se decide diariamente en los parqués de las bolsas de las grandes ciudades. Pero ya no es únicamente eso, las grandes empresas transnacionales acaparan tierras y aguas y expulsan a sus habitantes de la forma que sea, muchas veces con gran violencia.

Por nuestra parte, la del consumidor, podemos influir en la toma de decisiones políticas al apoyar al pequeño productor, a las cooperativas agrarias que trabajan para favorecer un mundo rural vivo y dinámico y al mantenernos informados con sana curiosidad por lo que en el mundo acaece y que tiene que ver con nosotros, que nos afecta, tanto en salud propia como en medioambiental, y participar en el diseño del futuro que vamos construyendo día a día con nuestras acciones y toma de decisiones.

Autora: Montse Mulé, activista eco-animalista, redacción