Cada verano podemos disfrutar de unas playas llenas de arena en nuestro país, pero ¿Sabemos de dónde viene esta arena? El comercio ilegal de arena es un fenómeno global que destruye playas de todo el mundo, los principales países afectados son Marruecos, Islas del Caribe, India y Sudáfrica. De hecho, la ONG Fudena (Fundación de Defensa de la Naturaleza), afirma que casi una cuarta parte de las playas del planeta evidencian ya los efectos de la extracción masiva de arena.

2014© Alba Metzger

La arena se ha convertido así en la segunda materia prima más consumida del mundo, por detrás del agua, y es uno de los negocios más lucrativos y con mayor impacto ambiental que existen. El tráfico mundial de este material ronda los 18.000 millones de toneladas, por encima del petróleo, cuyo consumo se queda aproximadamente en 3.400 millones de toneladas.

La arena se emplea como material para la construcción, también contiene sílice que se usa en la fabricación de los circuitos electrónicos de móviles y ordenadores, y además, se ha convertido en imprescindible para ganar terreno al mar y crear islas artificiales.

España también contribuye a este comercio, legal e ilegal, que destruye ecosistemas y playas de otros países. Por citar un ejemplo, tenemos el traslado de arena del Sáhara Occidental a las playas canarias que se inició en 1955. Con ella, la ciudad de Santa Cruz de Tenerife creó la inmensa playa artificial de Las Teresitas (1.380 metros de longitud por 80 de anchura media), abierta al público en 1973 tras el traslado de más de 140.000 metros cúbicos de arena saharaui, con la que se recubrió la negra arena volcánica de la isla, menos cómoda y atractiva para los turistas. Además de la regeneración de playas, se importó arena saharaui para la fabricación de morteros y cementos ampliamente consumidos durante el auge de la construcción en España desde mediados de los 90 hasta 2010.

La extracción indiscriminada de arena está destruyendo los ecosistemas del litoral

El consumo de este recurso causa de forma directa la erosión de muchas costas. Es muy perjudicial para la fauna y la flora, por ejemplo, las tortugas marinas dependen de playas de arena para hacer sus puestas, y en la India, su extracción ha llevado casi a la extinción a los gaviales, una especie de cocodrilo. Los movimientos de arena también provocan turbidez en el agua, que es perjudicial para organismos como los corales que necesitan la luz del sol, y además, se destruyen los recursos pesqueros del litoral.

Otro impacto importante es la pérdida de la protección contra las tormentas asociadas a ciclones tropicales y tsunamis. Algunas comunidades afectadas por el tsunami de 2004 en el Océano Índico tuvieron mayores daños probablemente debidos a la extracción de arena.

Todo ello se une a los efectos que el cambio climático tendrá sobre las costas, con una variación en la cota de inundación y un retroceso, o en su caso avance, de la línea de costa.

La extracción de arena se regula por ley en muchos lugares, pero existe un comercio ilegal en expansión, casi auténtica piratería, que ha sido posible durante años debido a la desidia de las autoridades y a la corrupción de los gobiernos oficiales, que miraban hacia otro lado. Debemos luchar contra este comercio ilegal, que literalmente se está comiendo los ecosistemas litorales.

Autor: Enric Cortiñas, Presidente de la Asociación de Naturalistas de Girona

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