La adolescencia es una etapa de constantes cambios tanto a nivel físico como psicológico: nos encontramos ante la situación de que dejamos de ser niños para convertirnos en adultos, una fase vital a veces nada fácil, a la que se añaden los cambios hormonales, el conflicto interno, las propias inseguridades de la edad o la protesta hacia el mundo. Y como la piel es el espejo del alma, se refleja perfectamente en el rostro de muchos de nuestros adolescentes, generalmente en forma de acné.

Que el acné no esconda la belleza natural de la adolescencia

El acné se produce cuando las glándulas sebáceas segregan más grasa de la que la piel es capaz de eliminar por sí misma. Esta obstrucción, junto a la presencia de la bacteria “acne vulgaris”, que penetra causando una inflamación, forma nódulos infectados de pus, y se crea lo que comúnmente llamamos “espinillas”, localizándose en su mayor parte en rostro y espalda.

Está comprobado que el estrés, una mala alimentación, el consumo elevado de azúcar, el uso de cosméticos inadecuados así como el abuso de productos astringentes, son factores que agravan este problema.

La tendencia del joven es manipular los granos sin nada de higiene, lo que puede crear una infección y con ello futuras cicatrices. Otro de los mayores errores es maquillarse a diario para esconder el acné, puesto que las ceras y polvos minerales taponan el poro, las células muertas quedan atrapadas y esto multiplica el acné, pudiendo expandirse por más zonas del rostro.

El falso mito de exfoliarse a diario tampoco es conveniente, pues elimina la capa cornea superficial y acaba irritando el rostro, dejando más expuesta la piel a inflamaciones.

La cosmética convencional nos vende los productos llamados “oil free” para pieles con acné, que no aportan nutrientes a nuestra piel y están cargados de ingredientes perjudiciales, en su mayor parte derivados petroquímicos. También contienen ácidos innecesarios que alteran el ph de la piel aportando una falsa ilusión de mejora, que desaparece cuando se dejan de usar y producen un efecto rebote.

La aromaterapia es el mejor complemento bactericida y cicatrizante para tratar el problema de acné

¿Cómo combatir al acné?

La base de todo es una buena higiene facial, ¡pero no en exceso! Es importante saber elegir cosméticos sanos de origen econatural, como jabones suaves a base de arcilla, romero o lavanda, que se usarán por la mañana y antes de acostarse, seguido de un agua floral de hamamelis. Esta acción de tonificar finaliza el proceso de limpieza del rostro. Las aguas florales son correctores del ph de la piel y los perfectos aliados en la belleza facial.

La hidratación será a base de cremas de textura ligera y rápida absorción, ricas en aceites vegetales; como el de jojoba; con aloe vera, extractos de bardana, ortiga, pepino y  semilla de pomelo entre otros.

La aromaterapia es el mejor complemento bactericida y cicatrizante para tratar el problema de acné. El preciado aceite esencial de tomillo o el del árbol de té, por sus conocidas propiedades antibacterianas y antimicóticas, resultan ideales combinados con el aceite esencial de lavanda, de acción antiinflamatoria, y el aceite esencial de limón, que acelera el proceso de cicatrizado de los granitos.

Autora: Lorena Ortiz, de NASEI, miembro de Red Ecoestética

Suscríbete a la Newsletter y recibe Bio Eco Actual gratis cada mes en tu correo

Bio Eco Actual, tu mensual 100% ecológico
Leer Bio Eco Actual