The Ecologist 30/06/2015
The Ecologist: El primer monográfico dedicado a enfermedades mentales, ya en la calle.

El número 62 de The Ecologist, el que corresponde al trimestre de verano, incluye el primero de los monográficos -de una serie de dos- dedicados a las patologías mentales. Este excelente, y polémico, trabajo repasa cuestiones como lo fácil que sería prevenir las altas tasas de Alzheimer con una dieta adecuada, “el invento del TDAH”, la adicción a psicofármacos de muchos pacientes (lo que contribuye a engrosar las arcas de las farmacéuticas), la pandemia de depresión, la anorexia y la bulimia como enfermedades mentales, etc.

Este número, y el que le seguirá, muestran cómo, a todas luces, nuestra sociedad hostil tiene consecuencias no sólo en la salud física de la ciudadanía y de la Naturaleza, sino también en nuestra psique. 

Según un nuevo informe publicado recientemente en todo tipo de medios, el 20% de la población española padece alguna enfermedad mental, y sus efectos podrían afectar gravemente la calidad de vida y la integridad física de cada enfermo. La pandemia de depresión crece a un ritmo vertiginoso. Los enfermos mentales son cada vez más jóvenes y patologías como el Alzheimer no dejan de crecer. Existe un vínculo muy estrecho entre todos estos datos y las características de la sociedad moderna. Y el problema no ha hecho más que empezar…En nuestro país, uno de cada cinco adultos padeció alguna enfermedad mental durante el 2010. El informe ha sido publicado por la Administración de Servicios sobre Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA, por sus siglas en inglés). Según la Dra. Ileana Arias, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), “estas cifras proveen evidencia de que aún hacen falta esfuerzos para prevenir y controlar efectivamente los problemas de salud mental, y evitar que impacten de manera negativa en la salud general de la gente”. Es decir, que las enfermedades mentales no dejan de crecer, así como las consecuencias que de ellas se derivan, y, al mismo tiempo, nadie hace nada para evitar este desastre de proporciones inmensas (aunque muy invisibles, a veces).

Llama la atención que una de las principales problemáticas de todo este “marrón” es que son los adultos de entre 18 y 25 años lo más propensos a padecer algún tipo de enfermedad mental. También se ha observado que las mujeres serían casi un 10% más propensas que los hombres a padecer desórdenes psicológicos, emocionales o de comportamiento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades mentales se relacionarían con comportamientos no saludables, por lo que elevarían el riesgo de morbilidad, y en casos graves impedirían a los pacientes desenvolverse adecuadamente en su vida diaria. Sólo en USA, uno de cada diez adultos padece depresión. En EE.UU, en 2010, nueve millones de personas consideraron seriamente la posibilidad de suicidarse. Según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) americano, el 9% de la población adulta en el país sufre algún desorden de personalidad. Estos desórdenes consisten en mantener patrones de conducta y comportamientos que se alejan completamente de los esperados y aceptados socialmente. Una locura total.

A todo esto, nosotros le llamamos “civilización”. Seguimos pensando que destruir los ecosistemas, contaminar el aire y el agua, construir grandes e insanas megalópolis, alimentarnos con productos basura… es “progreso”. Cuando las cosas se hacen mal y se rebasan los límites de tolerancia individuales y colectivos, las consecuencias se hacen patentes en todos los ámbitos, físicos, mentales, individuales, sociales, ambientales… El problema de las enfermedades mentales es que son muy invisibles. Pero están ahí, creciendo, creciendo. Son la respuesta de nuestra psique a una sociedad extraordinariamente enferma y decadente, sin referentes espirituales, ni éticos, donde todo el mundo grita: “Sálvese quien pueda”. El tema da para mucho, no sólo para un monográfico.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Voz Pro Salud Mental, las enfermedades mentales afectan a una de cada cuatro familias en España. La modernidad es, en sí misma, agente de multiplicación de las patologías. El estrés de la vida moderna, la exposición a químicos y los problemas que se derivan de eso, la violencia presente en todas partes, el vacío espiritual, la descomposición de la familia y de las redes sociales tradicionales, la tiranía tecnológica… disparan las enfermedades mentales. Los medios de masas disparan también conductas como la anorexia o la bulimia, que antes (prácticamente) no existían. Y la exposición permanente a drogas legales e ilegales transforma nuestros cerebros en más vulnerables y a edades cada vez más tempranas… Mientras, la industria farmacéutica se frota las manos… Y, por si fuera poco, se inventan enfermedades que no existen, como el TDAH. Ya era hora de publicar un monográfico así y ya avisamos de que habrá continuación…

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