Didier Perreol (Ardechè, Francia), 1958,  hijo de un granjero ligado a la tierra, sabe que la alimentación ecológica es el primer paso para el cuidado de la salud, el medio ambiente, el desarrollo humano y la biodiversidad. Con 22 años abre 4 tiendas de alimentación ecológica cuando nadie apostaba por ello.

En 1988, funda la compañía Ekibio, Euro-Nat, convirtiéndola en un referente mundial, creando nueve empresas con más de 200 empleados, dedicadas al 100% a la producción de alimentos ecológicos, siendo su prioridad la responsabilidad social.  

Bio Eco Actual
¿Es la alimentación ecológica fuente de una economía sana y que puede alimentar al mundo sin destruirlo?

Didier Perreol
La agricultura orgánica o ecológica es esencial para salvar la biodiversidad del planeta, proteger el medio ambiente y a la humanidad. Desde hace poco, la situación ha cambiado: los sectores que denuncian los agravios son cada vez más escuchados, los escándalos alimentarios, la COP21, han puesto en marcha un despertar de la conciencia de la gente. El vínculo entre falta de salud y «comida basura» está científicamente demostrado.

¿El reto de hoy para alimentar al planeta inteligentemente? Ir hacia una economía sana que cree valor sin negociar sus valores, y pueda alimentar al planeta sin destruirlo. Un comercio justo y solidario, productos sanos e innovadores donde cada uno pueda encontrar a la vez el placer de cocinar y de comer, la nutrición y la salud, y la posibilidad de asumir sus responsabilidades.

Para ello, es necesario fomentar los sectores, ayudar a los agricultores bio, tener transparencia con los consumidores…

Nuestro papel no es sólo contribuir a concienciar con actividades sociales lo más sanas y responsables posible para con los hombres y el medio ambiente, sino también a difundirlas y actuar a diario como lo hacemos con la Fundación Ekibio.

En el año 1989 descubres la Quinua “el grano sagrado de los Incas” y empiezas a implantarlo en Europa creando una sinergia de Comercio Justo entre Bolivia y Francia. Cuéntanos como sucedió. 

El encuentro con la quinoa fue mágico. Una semilla sagrada, que me cautivó de inmediato durante una feria en 1989, y la interrelación con una  agricultora boliviana. La decisión se tomó muy rápidamente: la  quinoa sería LA SEMILLA de Primeal, primera marca de la sociedad Euro-Nat / Ekibio. Los inicios fueron difíciles, creación de un sector bio y equitativo, creación de una filial “Jatariy”…hoy son más de 1000 toneladas las que llegan cada año a Francia para ser acondicionadas y transformadas en nuestras últimas innovaciones…

Un año después surge el “milagro” y lanzas al mercado  “Le Pain des Fleurs”.

Le Pain des Fleurs es una historia de encuentros singulares. En primer lugar entre  un agricultor apasionado por su flor de trigo sarraceno y un industrial: el proyecto PDF nació así. Los incentivos para  innovar y dar toda su nobleza a este producto nos permitieron escribir una nueva página y llevar al mercado una oferta de calidad.

En el año 2009 recibisteis cuatro premios vinculados al desarrollo sostenible en tus empresas, ¿cómo se aplica la sostenibilidad en ellas?

El Grupo Ekibio vive y reivindica desde su creación en 1988 su compromiso Bio-ético, Bio-Eco-lógico, Bio Empresa Sostenible por la mejora continua de sus actividades y su gestión global RSE. Una voluntad de ir más allá de la normativa, más allá de lo convencional, más allá de la experiencia, con el fin de participar, de favorecer una economía sostenible y responsable: edificios sostenibles, energías renovables, comercio justo y solidario, selección de los residuos, energía verde, innovaciones eco concebidas… prestando especial atención al bienestar de nuestros trabajadores: restaurante ecológico, instituto de belleza bio, coach salud… Y la Fundación Ekibio para llevar más lejos nuestras acciones sostenibles.

¿Qué consejo nos darías a todos nosotros referente a nuestro día a día? 

Una alimentación sana, proveniente de una agricultura ecológica, respetuosa con el medio ambiente es vital para todos: hombres, mujeres, niños, planeta…

Cada gesto, cada decisión tiene un impacto y puede contribuir a una economía justa y solidaria: consumir sano es también evitar el despilfarro y volver a lo esencial…