EFE Verde 15/08/2016
Rebeca Atienza (Goodall Institute): Los chimpancés sienten decepción o amor de forma muy parecida a los humanos.

Los chimpancés son como seres humanos primitivos que se comunican con un lenguaje diferente al nuestro pero que sienten alegría, tristeza, decepción o amor de una forma muy parecida a como sentimos los seres humanos, que compartimos con ellos el 99% del ADN.

Así de claro lo tiene la directora del Instituto Jane Goodall de Congo, Rebeca Atienza, que desarrolla su actividad como veterinaria en el centro de reinserción de chimpancés de Tchimpounga (Congo) y que asegura, en entrevista a Efeverde, que un deporte como el fútbol – en el que se “lucha” por un trofeo – muestra que también “nosotros” nos parecemos a ellos.

Hace sólo cuatro años que Rebeca, gallega nacida en Ferrol, y el madrileño Fernando Tormo, publicista encargado de las campañas de sensibilización, fueron contratados por la doctora Jane Goodall, quien ha dedicado toda su vida al estudio de los chimpancés.

Los dos coordinan la acogida y reinserción de las crías de chimpancé que la caza furtiva y la tala de árboles dejan huérfanas, y mantienen vivo el mensaje de Goodall, que defiende que todos podemos hacer algo para defender el planeta y a las especies que viven en él y que cada pequeño gesto cuenta.

Mientras paseaba por un mercado, Goodall encontró a la venta una cría de chimpancé, encadenada y desnutrida, que le rozó la cara con el dedo cuando se intentó comunicar con ella a través de los sonidos que había aprendido en la selva.

Este gesto, cuenta Rebeca emocionada, cambió su vida para siempre y la convenció de que proteger a estos animales era a lo que dedicaría todo su esfuerzo.

“Hay mucho de Galicia en el Congo, o al menos, yo lo percibo así”, cuenta Rebeca al explicar cómo llegó al país africano”. “Cuando era pequeña, siempre tuve la necesidad de proteger a los animales y devolverles la libertad, afirma la ferrolana.

A pesar de la distancia, Rebeca asegura que la exuberancia de la vegetación, la lluvia, la humedad y también las supersticiones de la gente le recuerdan a su Galicia natal y le ayudan a sobrellevar la nostalgia, aunque “la familia y la comida son insustituibles”.

Fernando, por su parte, tenía claro, gracias a sus viajes, que trabajar en un país africano era lo que le gustaría y encontró el “empujón” que necesitaba para arriesgarse cuando conoció a Rebeca.

150 chimpancés

Juntos forman un buen equipo. Ella se encarga de la recuperación de los 150 chimpancés huérfanos que acoge el centro y de su complicada reintroducción: hay que buscar una zona con la vegetación adecuada y con las cantidades de comida suficientes, alejada de poblaciones humanas y sin grandes grupos de chimpancés salvajes para evitar luchas por el territorio.

La etapa más importante de la reintroducción para conseguir su adaptación son los dos o tres años siguientes a su puesta en libertad, explica Rebeca
Congo debe desarrollar una industria que le permita exportar productos y no sólo importarlos, opina Fernando, porque no puede basar toda su riqueza en el petróleo y en la exportación de la madera tropical que “mata” sus selvas.

“Un animal vivo vale más que un animal muerto” añade Rebeca y la alternativa sería el desarrollo de una industria turística.

Con este objetivo el centro va a reintroducir algunos chimpancés (que no pueden volver a la vida salvaje) en unas islas selváticas, en las que esperan poner en marcha un proyecto turístico modelo para demostrar que “cambiar cazadores por fotógrafos” puede ser mucho más rentable para todos.

El objetivo es provocar un cambio de mentalidad y “no sólo en la población local” defiende enérgicamente Fernando al recordar que España es el tercer consumidor mundial de la madera de las selvas africanas: “Todos debemos preguntarnos de dónde vienen los productos que compramos y qué genera que los utilicemos”.

Con la intención de transmitir parte de su trabajo y activar conciencias han llegado a Madrid, donde mañana darán una conferencia en el Jardín Botánico, a las 19:00 horas.
Ninguno de los dos se imaginaba hace cuatro años que África les cambiaría su vida y que lo dejarían todo por participar de un proyecto que aseguran “engancha”.

Fuente: EFE Verde – www.efeverde.com