Cada año, la mayor parte de la superficie agrícola del planeta es rociada con millones de toneladas de pesticidas. Teóricamente están diseñados para acabar con determinadas plagas pero lo cierto es que se producen millones de intoxicaciones agudas y centenares de miles de muertes anuales por la exposición a éstos.

La propia OMS, solo con datos antiguos muy limitados, hablaba de 220.000 muertes y 1 millón de intoxicaciones agudas no intencionadas cada año, pero diversas estimaciones científicas más recientes apuntan a cifras muy superiores. Según la Endocrine Society, solo el uso de un tipo de pesticidas, los organofosforados, supone un coste sanitario anual en la UE  que supera los 146.000 millones de euros.

En Europa hay 500 pesticidas autorizados y España es uno de los mayores consumidores europeos. En el momento de la redacción de este artículo, la Comisión Europea acaba de renovar el permiso de uso de glifosato en la UE para 18 meses más. Ante el apoyo del gobierno español a la reautorización del glifosato, se organizó una campaña y más de 130 organizaciones sociales dirigieron una carta a la Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente pidiendo la oposición de España al uso del herbicida.

El periodista ambiental, Carlos de Prada, presidente de FODESAM (Fondo para la Defensa de la Salud Ambiental) y galardonado, entre otros, con el prestigioso premio Global 500 de la ONU, ha participado en esta campaña y está terminando un documental que muestra el problema general de los pesticidas y sus efectos sobre la naturaleza, la salud y los seres humanos así como las alternativas agroecológicas que ya están funcionando con éxito en otros países.

Según nos comenta, “es muy importante, desde luego, que se prohíba la utilización de este herbicida extendido por todo el mundo; pero hay que ir más allá, porque el problema es que  ya hay candidatos para sustituirle, como puede ser el 2,4-D (uno de los componentes del agente naranja utilizado en la guerra de Vietnam). Se trata de romper ese círculo vicioso en el que unas sustancias se sustituyen por otras, generalmente menos conocidas y también menos investigadas”. Por este motivo, la Fundación Vivo Sano y FODESAM, presentaron ya en 2014 la “Propuesta para el establecimiento legal del uso de pesticidas en España” a la que se sumaron organizaciones como Ecologistas en Acción, SEO-Bird Life o Greenpeace, entre otras muchas, y  se hizo llegar a las diferentes administraciones, nacionales y autonómicas, así como a los representantes de diferentes formaciones políticas.  Según nos informa de Prada, la Comunidad Valenciana (la segunda en España, después de Andalucía, en el uso de pesticidas) ya está trabajando en la reducción de  un 30% su uso.

En Dinamarca llevan trabajando en esto desde los 80 y han reducido en torno a un 40% el uso de pesticidas. Países Bajos, Bélgica, Suiza… también han llevado a cabo diversas iniciativas. En Francia está funcionando desde 2008 el “Plan EcoPhyto” para reducirlos en un 50% hasta 2025. Carlos de Prada lo ve claro, “la agricultura convencional con el uso de pesticidas supone una ruina para la economía, también para el medioambiente y la salud humana: los pesticidas acaban con  determinadas especies y provocan que a su vez haya más plagas, destruyen acuíferos, ecosistemas acuáticos , acaban con la polinización, de la que dependen los cultivos más rentables…, por no hablar de su efecto en los seres humanos como disruptores endocrinos y en el desarrollo de patologías como el Parkinson, el cáncer, la esclerosis múltiple , infertilidad, abortos, malformaciones etc. (…) La alternativa es sin duda, la agricultura ecológica.”  

Autora: Marta Gandarillas, periodista – Bio Eco Actual Octubre 2016