La piel es lo más profundo que hay en el hombre, decía Paul Valéry, poeta y ensayista francés.

Y cierto es que la piel, a pesar de ser nuestro órgano más externo, refleja perfectamente, muchas veces sin que nos demos cuenta, todo lo que ocurre en nuestro interior más profundo: nuestro estado de salud, nuestros sentimientos y emociones, y hasta nuestros hábitos, quedan plasmados en nuestra piel.

La piel tiene una dualidad maravillosa; es nuestra mayor barrera frente al mundo exterior, pero también nuestro principal medio de comunicarnos con él. Lo primero que mostramos de nosotros mismos, el pilar de nuestro aspecto físico.

Por ello nuestra cultura, siempre obsesionada con la imagen, dedica tantos medios y energía a ocuparse del aspecto físico de la piel, a mejorar esa primera “envoltura” que nos presenta frente al mundo.

Este deseo de perfección alimenta una industria que mueve miles de millones, con el objetivo de eliminar cualquier imperfección que no cuadre en lo que se considera estéticamente aceptable.

Pero, ¿es una piel “bonita” sinónimo de una piel sana? No necesariamente. La cosmética puede a veces enmascarar una afección cutánea que indica una alteración del organismo. Por ello hemos querido dedicar este número a analizar los problemas de piel más comunes; cuáles son sus causas, qué nos indican sobre nuestra salud, y cómo podemos tratarlos de forma natural y eficaz. Para que nuestra piel sea el reflejo real, bello y sano, de nuestro interior.

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Ruth Alday, Directora de Vida Natural
Bio Eco Actual Julio-Agosto 2017