La piel seca o muy seca se caracteriza por una falta de agua y grasa, provocando  una sensación de tirantez. Este tipo de piel presenta enrojecimientos, su apariencia es áspera y con tendencia a escamarse. Suele ser más fina y su delgadez favorece la penetración de agentes irritantes o alérgenos. Además la sequedad es el factor principal del envejecimiento prematuro. A la larga una piel seca puede convertirse en una piel sensible y reactiva si no la cuidamos adecuadamente.

Cuidado para la piel seca

Con la edad, la piel se vuelve más seca y fina ya que la renovación celular es cada vez más lenta. Además disminuye la secreción de sebo y esto afecta a la regeneración de su barrera protectora. Factores como la dieta, el alcohol, el tabaco o algunos medicamentos también pueden contribuir a incrementar la sequedad en la piel.  La exposición a factores ambientales, como el viento, el frio, el sol,  ambientes con poca humedad, la calefacción  o incluso el cloro de las piscinas hacen que la piel seca sufra más,  haciéndola más vulnerable al envejecimiento.

Muchas veces una piel seca puede confundirse con una piel deshidratada. Esta anomalía  no sólo afecta a las personas con la piel seca sino también  puede darse en otros  tipos, como la mixta o grasa.  A pesar del mito, beber mucha agua no es suficiente para mantener una piel hidratada, ya que ésta es el último órgano del cuerpo en absorberla. Por este motivo es muy recomendable cuidarla con un tratamiento cosmético adecuado para mantener sus niveles óptimos de hidratación.

Una buena rutina de higiene y cuidado facial diario mejora el aspecto de la piel seca, refuerza su barrera protectora y evita la pérdida de agua, disminuyendo así su sensación de tirantez. Utilizar productos de limpieza y cuidado es fundamental, y por supuesto, si son naturales mucho mejor.

Los aceites vegetales no obstruyen los poros y son altamente beneficiosos para la piel seca

La limpieza es un paso imprescindible en toda rutina facial. Una leche limpiadora a base de aceites vegetales es una buena alternativa a los jabones o geles limpiadores con detergentes fuertes como los sulfatos, que limpian de forma más agresiva pero que pueden llegar a resecar. Después de la leche  podemos aplicar un tónico facial natural sin alcohol, que no reseca la piel sino que la hidrata y la prepara para el tratamiento posterior.

Es recomendable también aplicar diariamente una crema facial hidratante que hidrata intensamente, ayudando a mantener la piel elástica. Y para un tratamiento más completo se puede utilizar un sérum hidratante, pues es “el complemento extra al tratamiento facial diario” o también podemos aplicar una mascarilla hidratante, una o dos veces por semana.

Los ingredientes naturales, como son los aceites vegetales, a diferencia de las siliconas o parafinas, no obstruyen los poros y son altamente beneficiosos para la piel seca. Además estos productos pueden contener otros principios activos naturales como por ejemplo la rosa damascena, que hidrata y regenera la piel, o extractos de alga, que aportan firmeza y elasticidad.

La diferencia entre un producto a base de aceites minerales derivados del petróleo o una crema natural certificada con una base de aceites vegetales es que esta última siempre tratará la piel de forma respetuosa y saludable. Sin embargo una crema con una base de aceites minerales, aunque tenga un buen principio activo, creará un film en la piel (similar al film de cocina) que inicialmente aportará una sensación lisa y uniforme pero que a la larga impedirá su transpiración y oxigenación.

Un buen tratamiento con productos a base de ingredientes naturales mantendrá la piel con una buena hidratación, mejorando su elasticidad y firmeza, y a la larga frenará su envejecimiento prematuro.

Autora: Clara Bosch, Ingeniera y Máster en cosmética y dermofarmacia | www.naturcosmetika.com

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