Los bio-plásticos se presentan como una alternativa sostenible a los plásticos convencionales, que suponen un grave problema medioambiental y de salud. ¿Son una solución real?

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Creative Commons©Christian Gahle. Envase de acetato de celulosa, un bioplástico

Producción y obtención del plástico

El plástico entró en nuestras vidas entre los años 30 y 40 del pasado siglo. A partir de entonces, se generalizó su uso y hoy es un material omnipresente: su producción pasó de 1,5 millones de toneladas en 1950 a 368 millones de toneladas en 2019 a nivel mundial, según datos de la asociación PlasticsEurope. El 51% se produce en Asia (el 31% en China, el 3% en Japón y el 17% en el resto de los países asiáticos).

La mayoría de los plásticos se obtienen a partir de materias primas de origen fósil, como el petróleo y el gas, recursos no renovables. Y, además, una gran parte de sus residuos acaban desperdigados por el entorno donde persisten durante siglos hasta degradarse. Por ejemplo, un hilo de pesca tarda unos 600 años en descomponerse y una botella unos 500 años, apunta Greenpeace.

Lejos de ser la panacea, los bio-plásticos también tienen impactos negativos sociales y ambientales

La abundancia de basura no biodegradable, presente sobre todo en los mares, preocupa a los científicos desde 1970, tanto por el impacto que provoca en la vida marina como en la cadena alimenticia. Se estima que 11 millones de toneladas de desechos plásticos llegan al océano cada año, esa cantidad casi se triplicará para 2040 si no se actúa para evitarlo, tal y como publican en el informe Breaking the Plastic Wave, encargado por el centro de estudios The Pew Charitable Trusts.

¿Qué son los bio-plásticos?

Ante tal situación, han llegado los bio-plásticos. Pero ¿qué son exactamente?, ¿pueden sustituir a los plásticos convencionales?, ¿se trata sólo de una herramienta más de greenwashing o lavado de imagen verde? La controversia está servida.

Se consideran bio-plásticos a dos tipos de productos: los bio-basados o de origen vegetal, obtenidos de materia orgánica como puede ser la caña de azúcar, el maíz o la patata y que pueden tener hasta un 75% de base fósil; y los plásticos ‘biodegradables’ o ‘compostables’ derivados del petróleo, tratados para tener supuestamente las mencionadas propiedades. En ambos casos no pueden biodegradarse por sí solos en el entorno rápidamente sino en condiciones muy limitadas, en plantas de compostaje industrial -que son escasas, sobre todo en los países en desarrollo-. Por tanto, estos materiales se comportarían de manera similar a un plástico convencional si fueran tirados al mar, por ejemplo.

Denuncias en contra

“Denunciamos que el término bio-plástico es ambiguo y que su uso no está regulado, lo que permite que las empresas lo utilicen con libertad a pesar de que la mayor parte de estos productos están compuestos por plásticos convencionales y no son más sostenibles que estos”, explica la ONG ecologista Amigos de la Tierra, que ha publicado el estudio Biofakes: el engaño de los bio-plásticos.

Lejos de ser la panacea, los bio-plásticos también tienen impactos negativos sociales y ambientales. “En el caso de los plásticos ‘biodegradables’ o ‘compostables’ de origen fósil, los impactos sociales y ambientales derivados de la extracción del petróleo o del gas son idénticos a los de los plásticos convencionales, tales como violaciones de derechos de las personas y comunidades afectadas y destrucción y contaminación del agua, la tierra y el aire”, denuncia Amigos de la Tierra.

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123rfLimited©gamjai

Procedencia y usos

Cuando se habla de los plásticos bio-basados hay que tener presente que la mayor parte del porcentaje procedente de biomasa se produce en monocultivos controlados por la agroindustria. “Este modelo de agricultura es intensivo en el uso de agua, energía, fertilizantes y pesticidas, además de fomentar el acaparamiento de tierras y la expulsión de comunidades locales. Estos cultivos para usos no alimentarios compiten con la producción de alimentos o bien fuerzan la apertura de nuevas tierras al cultivo con la consiguiente deforestación. Se trata, en definitiva, de cultivar la tierra para producir envases en lugar de alimentos”, añaden. Hay que tener presente que estos monocultivos se encuentran sobre todo en países en desarrollo de regiones tropicales y subtropicales, en los que podría haber problemas de abastecimiento de alimentos. Por otro lado, hay expertos que defienden que la biomasa vegetal es renovable y se cultiva por todo el mundo, mientras que el petróleo se concentra en regiones concretas.

Hace falta un cambio cultural y una firme apuesta de los gobiernos por eliminar el plástico de nuestro día a día

El 75% del bio-plástico se destina a productos de usar y tirar por lo que no reducen la generación de residuos. Y su reciclaje es difícil, por lo que en su mayoría acaban en vertederos, incinerados o en el medio ambiente, donde se convertirán en microplásticos y nanoplásticos. En estos casos, contaminando igual que los convencionales.

¿Solución a la contaminación?

Sin embargo, la industria del plástico promociona los bio-plásticos como la solución a la contaminación de este derivado del petróleo. Pero ni existen plásticos que se tiren al entorno y desaparezcan ni los bio-plásticos de origen vegetal pueden sustituir a los convencionales por costes y eficacia, al menos a corto plazo, sin tener en cuenta los impactos negativos anteriormente comentados. Es más, el problema del plástico sigue empeorando.

“La mayoría de los productos marcados como ‘bio-basados’ son idénticos, en su comportamiento, a los plásticos tradicionales de origen fósil y no son más seguros para el medio ambiente, ya que el producto final es PE, PP, PET, etc. que no se biodegrada o descompone en ningún ambiente natural y puede contener aditivos y sustancias químicas tóxicas para la salud humana y el medio ambiente”, afirman desde Amigos de la Tierra.

Los plásticos biodegradables parecen no servir de mucho a una sociedad habituada a consumir productos de un solo uso, reciclar poco y tirar residuos en vertederos incontrolados o en el mar. Hace falta mucho más. Hace falta un cambio cultural y una firme apuesta de los gobiernos por eliminar el plástico de nuestro día a día.

El celuloide

El celuloide fue una de las materias pioneras que podemos considerar plástico y lo inventó Alexander Parkes en 1855. En 1907, Leo Baekeland creó la baquelita, el primer plástico 100% sintético. Desde entonces no se ha parado de investigar y crear distintos tipos de plásticos con determinadas características según el uso que se le quiere dar. Hay más de mil tipos distintos de plásticos, pero en su mayor parte son derivados de combustibles fósiles vírgenes.

Los graves problemas de acumulación de residuos plásticos vienen por un lado de los artículos de un solo uso y de la falta de reciclado, ya que persisten en la naturaleza sin degradarse cientos de años. Otro factor preocupante es el de algunos aditivos que se usan en los plásticos como el BisfenolA (BPA) o algunos ftalatos usados en el polivinyl chloride (PVC), con efectos dañinos para la salud humana, la de los demás animales y la del entorno.

AutoraCristina Fernández, Periodista & Blogger

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