Un agroecosistema saludable con un alto grado de biodiversidad es esencial para una estrategia exitosa del cuidado de los cultivos. La conversión a la agricultura ecológica implica una transformación de todo el agroecosistema y también una minimización de los inputs externos, como los fertilizantes y los fitosanitarios. Se calcula que el 90% de las tierras ecológicas no necesitan tratamiento con fitosanitarios, pero su uso puede ser esencial para proteger cultivos como la fruta, hortalizas o la vid. La salud de estos cultivos es clave. De ahí se desprende la necesidad de disponer de un sistema con un enfoque ecológico para consolidar la transición ecológica.
Uso controlado de fitosanitarios
La normativa ecológica europea define los principios y las prácticas que todos los productores deben seguir para conseguir y/o mantener su certificado ecológico. Entre ellas, está el uso exclusivo de sustancias registradas como aptas para la producción ecológica. No obstante, a diferencia de algunas sustancias sintéticas, el uso de fitosanitarios naturales a menudo se encuentra con algunas trabas durante el proceso de registro: muchas de ellas no son autorizadas o tardan años en recibir luz verde.
El sistema de autorización de fitosanitarios no está adaptado a las sustancias naturales
En su informe ‘El cuidado de la salud de las plantas en la agricultura ecológica. El papel de las sustancias naturales en un enfoque basado en la biodiversidad’, IFOAM Organics Europe destaca los retos principales a los que se enfrentan los fitosanitarios naturales.
Sistemas de autorización complejos y no adaptados
El primero de ellos es un sistema de autorización no adaptado a las sustancias naturales. Estas suelen tener una composición más compleja y un rango de aplicación más amplio que las sustancias sintéticas, lo que dificulta la identificación y la caracterización individual de cada uno de sus activos botánicos, que pueden llegar a ser cientos. Por ello, a pesar de tratarse de sustancias ya presentes en el entorno natural, pueden surgir dificultades técnicas para adaptarse a los criterios de registro y, en consecuencia, poner en riesgo su autorización.
Para añadir una nueva sustancia al censo autorizado para la producción ecológica, la propuesta se tramita a la Comisión Europea, que asesorada por el Grupo de Expertos independientes para el asesoramiento Técnico sobre la Producción Ecológica (EGTOP, por sus siglas en inglés), decide incluirlas o no en el Reglamento Ecológico de la UE. Pero este proceso de aprobación en dos fases puede alargarse durante años. El extracto de ajo, por ejemplo, se propuso como fitosanitario en 2009 y no fue hasta 2018 que se incluyó formalmente en el Reglamento.
La financiación pública se convierte en pieza clave para generar los datos necesarios para el registro de las sustancias naturales de interés público
Falta de recursos económicos y académicos
Otra problemática que destaca IFOAM es que faltan expertos en sustancias naturales y agricultura ecológica en los organismos de autorización y gestión de riesgos nacionales y de la UE, por lo que expresa: “Es urgente la contratación y los programas de formación a todos los niveles para contribuir a este tipo de conocimientos”. A su vez, el registro de todas estas sustancias requiere tiempo y dinero. Por ello, la financiación pública se convierte en pieza clave para generar los datos necesarios para el registro de las sustancias naturales de interés público, que según la organización, tienen una baja rentabilidad.
¿Cómo mejorar el sistema?
Las estrategias ‘De la Granja a la Mesa’ y ‘Biodiversidad’ proponen aumentar la superficie ecológica hasta el 25% y reducir el uso de los plaguicidas químicos a la mitad para 2030. Son objetivos ambiciosos, pero pueden materializarse con autocrítica y la corrección de factores clave, como la salud de los cultivos.
Mejorar la disponibilidad de las sustancias naturales con un enfoque ecológico es clave para la transición ecológica
IFOAM ofrece algunas recomendaciones políticas. La principal: hacer que el enfoque ecológico de la biodiversidad sea la base de todas las estrategias de cuidado de los cultivos. “La protección y el aumento de la biodiversidad deben ser la base de los nuevos enfoques en el cuidado de la salud de las plantas y una prioridad en las políticas públicas para preservar los fundamentos ecológicos y permitir su adopción generalizada”, defiende la organización en su informe. Esto pasa por garantizar la plena contribución de la PAC a la reconversión de la producción ecológica, propiciar una mejora vegetal ecológica y un acceso justo al mercado de semillas de la UE, así como promocionar el uso de plaguicidas menos perjudiciales y destinar recursos a la investigación participativa (estatal y europea) y a la autorización de fitosanitarios ecológicos.
Mejorar la biodisponibilidad de sustancias naturales
Por otro lado, propone mejorar la disponibilidad de sustancias naturales de acuerdo con el enfoque ecológico de la salud vegetal. En este sentido, afirma, la creación de una nueva categoría para las sustancias naturales en el Reglamento 1107/2009 podría facilitar los procedimientos de aprobación de estos fitosanitarios y ampliar los conocimientos de los expertos tanto sobre las sustancias naturales como sobre la agricultura ecológica en general. “Establecer las sustancias naturales como categoría garantizará que sólo las sustancias naturales necesarias y seguras para los agricultores, los consumidores y el medio ambiente se abran paso en los mercados de la UE”, explica IFOAM, a la vez que propone permitir solicitudes comunes de registro.
“El sector ecológico está preparado para ello”, alienta IFOAM Organics Europe, quien insta a poner las ideas en orden para llevar a cabo una política integral y efectiva hacia la transición ecológica.
Autora: Ariadna Coma, Periodista
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