Hace más de treinta años, cuando creamos la Asociación Vida Sana, para empezar a trabajar en pro de la alimentación ecológica, cada día nos sentíamos un poco como predicadores en el desierto. Nadie tenía ni idea de lo que era un alimento orgánico, los medios no estaban interesados en difundir estas cosas, a los agricultores les parecíamos poco menos que marcianos… y los consumidores tenían informaciones confusas.

Angeles Parra BioCultura

Hoy, las cosas han cambiado mucho, afortunadamente. Ahora mismo, sería difícil encontrar a alguien que no supiera qué es un producto ecológico, sea vegetal o cárnico. Por otro lado, esos alimentos están disponibles en todas las poblaciones, ciudades, barrios, mercados… Y hasta los medios generalistas ya se atreven a hablarnos sobre las muchísimas virtudes que tienen los alimentos “bio”. Ha sido una victoria que hemos ganado a base de picar piedra durante años y años. No es sólo mérito propio, claro que no. A medida que iban pasando los años, cada vez se apuntaba más gente y la alimentación ecológica ya no era cuestión de una minoría de vanguardia. Hoy, detrás de la reivindicación de una alimentación sana y orgánica, están ecologistas concienciados, amas de casa, campesinos rebeldes, científicos informados, periodistas responsables, tenderos y empresarios conscientes… Somos cada vez más y la bola no va a parar de crecer.

Lo que más ha caracterizado en todos estos años a BioCultura ha sido la coherencia

Esta coherencia nos ha permitido algo que es un tesoro en estos momentos en que todo el mundo duda de todo: la credibilidad con la que contamos entre las gentes del sector y del público. Nosotros nunca hemos traicionado nuestros ideales. Siempre nos hemos mantenido firmes en nuestras reivindicaciones y hemos sido rigurosos, sobre todo, con nosotros mismos. No nos hemos vendido al mejor postor. No hemos pactado “con Dios y con el Diablo” al mismo tiempo para “pellizcar” algo. Reivindicamos una vida sencilla, humilde, serena, no el crecer por crecer. Seguimos haciendo la “cuenta de la abuela” en la era de los grandes economistas. No creemos en varitas mágicas, sino en el esfuerzo, el trabajo, el ímpetu.

No nos avergonzó nunca tener ideales de justicia social y salir a la calle para luchar contra los transgénicos o los pesticidas cuando eso de las manifestaciones había pasado de moda, en plena euforia de la “movida” y los 80, cuando todos teníamos que ser frívolos. Siempre hemos luchado por lo más justo, lo más sensato, lo más ecológico. Los que nos conocen lo saben a ciencia cierta. Por ello, BioCultura es una feria respetada no sólo en todo el Estado español, sino en toda Europa y en todo el arco mediterráneo.

Hemos sobrevivido a todo tipo de tempestades, mareas y crisis porque lo nuestro no era un “negocio” más, sino el interés común. No estamos aquí por intereses personalistas ni por la cultura del “pelotazo”. Si mañana hubiera que empezar de nuevo, allí volveríamos a estar, con la misma ilusión y las mismas ganas. Por suerte, no hay que empezar de nuevo y gran parte del camino ya ha sido recorrido.

Pero queda mucho todavía por hacer. Y nosotros vamos a hacerlo, si nos dejan, con el mismo afán de superación y el mismo rigor, la misma consciencia y la misma energía desbordada, con que hemos trabajado hasta ahora.

Una alimentación sana y sostenible para nuestros hijos y nietos, para toda la Humanidad, es necesaria. Y con las cosas de comer… no se juega.

Autora: Ángeles Parra, Directora de BioCultura y Presidenta de la Asociación Vida Sana

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