El compostaje o compost consiste en favorecer el proceso de descomposición y estabilización de la materia orgánica por la acción de microorganismos facilitada por animales detritívoros como gusanos, que comen restos orgánicos.
Para hacerlo, disponemos de la basura orgánica que generamos a la cocina o el jardín, en pilas o contenedores adecuados para mantener unas buenas condiciones de ventilación, humedad y temperatura.
El compost resultante contiene nutrientes asimilables por las plantas además de materia orgánica estable que proporciona al suelo o a los sustratos de jardineras una buena estructura y reservas de agua y nutrientes.
Los microorganismos que actúan en el compostaje son seres vivos que necesitan ciertas condiciones de temperatura, humedad, ventilación y materia orgánica, para un buen desarrollo.
- Ventilación: los microorganismos que hacen el compostaje son aerobios, respiran oxígeno. Si falta oxígeno hay descomposiciones anaerobias, que generan malos olores y son muy lentas. Para permitir el paso del aire dentro de una pila de compostaje hace falta que haya poro entre las partículas, que se consigue mezclando los materiales frescos con materiales más fibrosos.
- Humedad: la actividad de los microorganismos, el drenaje y el calor del verano, pueden secar la pila de compostaje, parando la descomposición. Para retener la humedad hace falta que los poros entre materiales no sean demasiado grandes para que el agua no drene totalmente y tampoco se tiene que poner la pila a pleno sol. Si la pila se ha secado demasiado habrá que regarla, evitando empaparla porque impediríamos una buena ventilación y se crearían condiciones anaerobias.
- Temperatura: una temperatura elevada acelera el proceso de descomposición de la materia orgánica. La propia actividad de los microorganismos ya hace aumentar la temperatura pero para mantenerla nos hace falta un volumen mínimo de la pila, además también podemos voltear la pila para estimular la actividad microbiana y cubrirla con un plástico negro, permeable al paso del aire, que absorba el calor del suelo. Un aumento de temperatura es un indicador de que el proceso de compostaje se ha iniciado correctamente y a medida que madura el compost la temperatura va disminuyendo hasta la del ambiente.
- Materia orgánica: nos hace falta una mezcla equilibrada de materiales para conseguir una buena actividad de los microorganismos y por lo tanto un buen compostaje. Distinguimos entre: materia orgánica fresca o verde: restos de plantas frescas, de verduras y frutas, de café o bolsitas de infusiones (fácilmente degradable y rica en nitrógeno); y materia orgánica estable, seca o marrón: la paja, hierbas y hojas secas, ramas o huesos (rica en carbono y de degradación lenta).
- Materia orgánica no recomendable: hojas negras o ramas de nogal (contiene sustancias nocivas para los vegetales), el carbón y sus cenizas (nocivo para las plantas), leche, huevos, grasas y aceites (atraen bichos), plantas enfermas o con insectos (por transmisión), residuos animales (parásitos, bacterias, virus), restos de poda con pesticidas (puede matar organismos vitales por el compostaje).
El compostaje casero es la manera de autogestionar el reciclaje de los residuos orgánicos generados. Es una actividad altamente positiva que repercute también en otros ámbitos como la educación ambiental y la organización ciudadana. Se tendrá un buen producto para mejorar la fertilidad del suelo, reducirá la contaminación por residuos orgánicos y se evitará la emisión de gases de efecto invernadero.
Autora: Maria Cacheda, arqueóloga y divulgadora del patrimonio cultural
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