Mientras los purines se acumulan en toda España, la cabaña porcina ha vuelto a crecer hasta alcanzar los 25,6 millones de cerdos, lo que supone un aumento de casi el 2% respecto a 2012 según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

La acumulación de purines no ha dejado de contaminar el medioambiente en España

La enorme controversia generada por el cierre de las plantas de tratamiento de purines, no ha permitido analizar en profundidad si estas instalaciones han sido eficaces y si han evitado la mala gestión de estos residuos.

Debemos recordar que nuestra industria porcina ha tenido una enorme expansión los últimos años, lo que ha situado a España como la cuarta potencia productora del mundo (después de China, EEUU, y Alemania). Entre las causas del acelerado incremento de la producción de cerdos en el Estado español, además del auge de la industria agroalimentaria, está la progresiva reducción de la cabaña porcina de algunos países europeos, como Holanda y Dinamarca. Este desplazamiento de la producción porcina ha provocado graves problemas sanitarios y ambientales en España.

Para resolver la contaminación del suelo, de las aguas superficiales y subterráneas, los malos olores y la emisión de gases de efecto invernadero, España ha impulsado la construcción de hasta 29 plantas de tratamiento de purines, muchas de las cuales han cerrado este 2014 debido al Real Decreto sobre renovables, cogeneración y residuos, que contempla el recorte de las ayudas a la generación de energía renovable.

“Este desplazamiento de la producción porcina ha provocado graves problemas sanitarios y ambientales en España”

Podríamos pensar que la puesta en marcha de estas instalaciones ha evitado la contaminación de nuestros acuíferos, pero según un estudio del “Grupo de Defensa del Ter”, la contaminación por nitratos ha aumentado pese a las plantas para tratar purines. Esta organización ecologista pone como ejemplo las fuentes de Osona, dónde en el año 1999 la media de nitratos era de 78mg/l, mientras que este 2014 ha sido de 97mg/l. Por tanto, más que reducirse la contaminación, objetivo inicial de las plantas de tratamiento de purines, ésta ha aumentado.

El cierre de las plantas de tratamiento no es una buena noticia, pero su puesta en funcionamiento tampoco ha evitado muchos de los impactos generados por una industria ganadera cada vez más intensiva. Y en vez de establecer una moratoria a la construcción de nuevas granjas, mientras no disminuya la contaminación de los acuíferos, detectamos que las granjas de gran envergadura siguen creciendo en muchas zonas de España.

Delante de esta situación, sólo podemos implantar soluciones sostenibles en la gestión de los purines, como por ejemplo las plantas de biogás, y encontrar un equilibrio territorial. Tenemos la oportunidad de establecer un nuevo modelo ganadero que se base en la calidad y la proximidad. Una gran oportunidad para recuperar un mundo rural que vele por su entorno y su salud.

Autor: Enric Cortiñas, Presidente de la Asociación de Naturalistas de Girona

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