Alguien no debe dormir por las noches en el seno de Mercabarna, corren malos tiempos y hay que buscarse la vida, el tío Gilito también lo haría. Que te llegue a las orejas que un sector muy cercano a ti factura 1000 millones de euros anuales, uff, eso debe doler. El pasado 14 de julio La Vanguardia publicaba un artículo Alerta para evitar la piratería en el sector de productos “eco”, escrito por Marta Vergoñós Pascual, sin fundamento en alguna de sus premisas.

Quizás habría de documentarse antes de escribir sobre algo que desconoce y no crear una sensación de falsa incertidumbre en un sector saneado, ascendente y socialmente avanzado como es el de la producción y distribución de alimentación ecológica. El diablo se presenta bajo muchas formas y la envidia es una de ellas.

La distribución de alimentación ecológica en España, Francia y Alemania, por citar algunos de nuestros vecinos, se realiza de forma independiente a las grandes plataformas de alimentación tradicional, pues no es pura mercancía como los productos de alimentación convencionales. Los ecológicos necesitan un trato distinto (con mimo). Normalmente, la mayoría de empresas productoras y transformadoras distribuyen su propio producto con sus propios medios o por medios logísticos especializados, para que el producto no sufra cambios bruscos de temperatura o  largas exposiciones al Sol, por mencionar algunas de las razones. Estas empresas distribuidoras son mencionadas en el artículo de La Vanguardia: “distribuidores que no cuenten con los permisos necesarios pero que ejerzan como intermediarios” culpabilizando al distribuidor de que el producto no esté en las Grandes Superficies de Alimentación y sólo disponible en tiendas especializadas de “difícil acceso, mientras que en Estados Unidos el 90% de las compras que realiza el consumidor las realiza en supermercados o hipermercados”.  

Srta. Vergoñós usted escuchó campanas y no sabe dónde. Ni esto es Hawai (USA), ni los distribuidores de alimentación ecológica en España son unos piratas, ni el sector de la producción de alimentación ecológica es partidario de firmar el TTIP (Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión).

Salga a la calle Srta. Vergoñós y antes de realizar la compra pase por una óptica. En las principales ciudades de España encontrará en todas las Grandes Superficies de Alimentación, en sus lineales, productos de alimentación ecológica, bien expuestos, a buen precio. Cómprelos, consúmalos y disfrútelos y si al día siguiente quiere más volverá a encontrarlos en la estantería, y así día tras día… la distribución funciona. Si por el contrario usted prefiere comprar de forma más especializada, puede visitar los más de 4.000 comercios dedicados a la alimentación ecológica en España, algunos fundados hace más de 20 años. Los alimentos de producción ecológica están certificados por entidades de control gubernamental y privado en cada Comunidad Autónoma, estos certificados se otorgan a los productores distribuidores que luego comercializan los productos los cuales llevan visible el sello de la certificadora o bien la Euro Hoja en la etiqueta del producto. La Euro Hoja certifica la producción ecológica en toda Europa.

Quizás usted visitó algún mercadillo ilegal en la calle y, entre el sol de estos días y la mercancía mal expuesta, tuvo algún tipo de espejismo.

Autor: Enric Urrutia, director de Bio Eco Actual