Nuestra sociedad de consumo nos bombardea sistemáticamente con publicidad que incentiva la compra de los productos fat burners o quemagrasas, ofreciéndonos la promesa de atractivos y milagrosos efectos que nos van a permitir quemar la grasa con rapidez y sin esfuerzo físico, y que nos prometen solucionar los problemas de obesidad, de grasa y de apetito sin límites.

Pero al igual que recibimos publicidad que incentiva su consumo es también habitual tener noticias negativas sobre estos productos que nos permiten conocer lo peligrosos que son. Este agosto fue detenida una mujer en Castelló d’Empúries por vender un producto quemagrasas, el Thermatrim, cuya distribución es ilegal tanto en España como en el resto de Europa y cuya venta se hacía de forma ilegal desde México. La ingesta de este producto puede haber provocado lesiones neurológicas a siete personas, entre ellas dos menores de 14 y 17 años.

Encontramos diferentes tipos de quemadores de grasa en el mercado, los termogénicos, los bloqueadores de calorías y carbohidratos, los inhibidores de apetito, y los suplementos que mejoran el metabolismo de las grasas.

Todos ellos son productos de formula compleja que contienen diferentes ingredientes activos y que podemos agrupar en tres categorías: cafeína, yohimbina, efedrina y otros suplementos estimulantes (de origen vegetal generalmente), diuréticos para eliminar los líquidos contenidos en el organismo, y sustancias para disminuir el apetito. Algunos se dicen naturales, otros son químicos, como el 2,4-dinitrofenol o DNP, pero lo que todos ellos tienen en común es que sus efectos secundarios en el organismo son siempre perniciosos, dañinos e impredecibles.

Los efectos secundarios de estos productos son similares para todos ellos y se caracterizan en que producen una sudoración excesiva, aceleran del ritmo cardíaco, generan agitación motora, ansiedad, producen un aumento de la agresividad y desembocan en episodios suicidas. Por ser estimulantes fuertes, como son la cafeína o la yohimbina, aumentan la presión arterial.

No podemos negar el hecho evidente de que estos productos son de gran toxicidad y que en el proceso de metabolización por parte del organismo provocan efectos secundarios que sin duda dañan seriamente la salud del que los toma. No existen los productos “milagro”. Los suplementos quemagrasas son muy peligrosos, altamente dañinos y pueden conducirnos a graves trastornos orgánicos que pongan en riesgo no solo la salud, sino la propia vida.

Autor: Raúl Martínez, dietética y dietoterapia homotoxicología.