Es muy conocido que los purines o estiércoles procedentes del ganado de las granjas contaminan las aguas. Se vierten a los ríos o riachuelos sin control, se utilizan en exceso para abonar la tierra, y se infiltran y acaban contaminando las aguas subterráneas. Hoy hablamos de la contaminación de las aguas dulces.

Contaminación de las aguas dulces

Los ganaderos tendrían que evitar el vertido de purines al agua y procurar no utilizarlos en exceso para abonar la tierra, con el fin de evitar la contaminación de las aguas subterráneas. El exceso de purines se puede recoger y almacenar en balsas especiales, o bien llevarlos a centros de reciclaje donde se hacen adobos y tierras para jardines y cultivos.

Como dato destacado, el Instituto Catalán de Investigación del agua (ICRA), ha determinado en uno de sus últimos estudios que la calidad de las aguas de Cataluña se ve afectada por la presencia de estos purines, nanopartículas y pesticidas, y por primera vez, se detectan antibióticos veterinarios en las aguas subterráneas en zonas del país.

Al contrario del que ocurre con los nitratos, por ahora la presencia de antibióticos en el agua no está legislada

Actualmente estas aguas no llegan a la red de abastecimiento, pero el peligro radica al beberla directamente de pozos o fuentes sin tratar. El efecto sobre la salud de las personas podría ser la creación de resistencias a estas familias de antibióticos y la aparición de problemas digestivos, especialmente en bebés y gente mayor.

En el ámbito particular podemos evitar la contaminación que genera la industria ganadera denunciando y pidiendo a los gobiernos que tomen las decisiones adecuadas y legislen teniendo en cuenta todos los factores de riesgo que genera este negocio.

Por otro lado como consumidores conscientes y responsables, tendremos que decidir qué alimentación elegimos; o dejar de consumir estos productos o hacer una compra responsable a empresas que garanticen la calidad ecológica y transparencia en sus métodos de explotación del ganado.

En cuanto a la calidad de las aguas dulces, podemos evitar que muchas sustancias controladas por nosotros, vayan a parar al agua si adoptamos algunas de estas medidas:

  • Evitar la utilización en exceso de productos de limpieza agresivos con el medio como la lejía, el amoníaco y otros productos tóxicos además de detergentes, puesto que son ricos en fosfatos y todos estos productos van a parar, a través del fregadero, a los ríos, lagos y embalses.
  • No verter al fregadero líquidos no solubles en agua, como pinturas y aceites, puesto que hacen una película sobre el agua que dificulta la oxigenación. La mejor solución es llevar estos productos al punto verde, instalación que recoge de manera selectiva los residuos que no disponen de contenedor en la calle.
  • Otra medida muy fácil es tomar conciencia de algunos hábitos integrados, como por ejemplo no tirar al agua objetos que tendrían que ir a la basura: papeles, plásticos o restos de comida, y denunciar cualquier vertido de sustancias tóxicas o contaminantes al agua.

Es importante escoger productos reciclados en nuestra compra, puesto que la fabricación de estos productos comporta una reducción del consumo y la contaminación de las aguas; por eso es necesario utilizar como materias primeras residuos recuperados. Por ejemplo, la fabricación de papel reciclado es un proceso que reduce a la mitad la contaminación y comporta un 85% de ahorro en el consumo de agua.

Autora: María Cacheda, divulgadora científica

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