A diferencia de la osteoartritis, la artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria de origen autoinmune. Suele ser más frecuente en las mujeres y la edad habitual de comienzo de la enfermedad es de los 20 a 40 años, aunque ésta puede variar.
Su sintomatología varía desde fiebre moderada, fatiga, rigidez, dolor agudo y gran inflamación en las articulaciones, afectando con el tiempo a todas las del organismo. La piel de estas zonas inflamadas suele ser de color rojizo-violáceo, y pueden llegar a aparecer alteraciones como la deformación en cuello de cisne y en ojal de los dedos.
Existe una interesante relación entre la aparición de la artritis reumatoide y la disfunción intestinal, los pacientes suelen presentar una mayor permeabilidad intestinal y alteración en su flora bacteriana.
La dieta se ha vinculado siempre con muchas formas de artritis, tanto en su causa como curación
Se recomienda una base alimentaria rica en verduras de hoja verde y raíz, bayas ricas en flavonoides, fibra, fermentados ricos en probióticos, semillas y frutos secos ricos en omega 3, pero baja en azúcares y grasas saturadas, evitando todo tipo de refinados, fritos, carne y alcohol. Se ha demostrado una gran mejora en la eliminación de alimentos alergénicos, entre los más comunes, el trigo (gluten), maíz, leche y derivados, y las solanáceas, tomate, patata, berenjena y pimiento.
Consideraciones
Al ser una enfermedad crónica, su tratamiento no será de corta duración. Por ello es importante el plantearse un método paliativo y regenerativo con el apoyo de plantas y suplementos naturales, frente al uso continuo de la aspirina y fármacos no esteroideos provocando efectos adversos gastrointestinales y cardiovasculares no deseados.
La fisioterapia es otro gran apoyo gracias al ejercicio y a la aplicación de masajes y cambios de temperatura de frío-calor, entre otros.
Nuestros aliados frente a la artritis reumatoide: nutrientes y fitonutrientes*
- Glucosamina y Condroitina. Componentes del cartílago y líquido sinovial, mejoran los síntomas de la artritis y reparan del daño articular. La condroprotección frena y evita el desgaste articular actuando además desde la raíz del problema.
- Antioxidantes. Las vitaminas A, C, E, los carotenoides y el selenio protegen al cartílago de su destrucción, favoreciendo a su vez la producción de nuevo cartílago. Luchan contra los radicales libres, oxidantes, prostaglandinas y leucotrienos causantes de los daños tisulares.
- Ácidos grasos Omega 3. Se ha demostrado que el EPA (ácido eicosapentaenoico) inhibe la inflamación y beneficia todo tipo de artritis. Se recomienda tomarlo en combinación de DHA.
- Cúrcuma. La curcumina, pigmento amarillo de la cúrcuma, actúa como potente anti-inflamatorio y antioxidante, ayuda a eliminar ciertos radicales libres que dañan la articulación.
- Bromelina. Enzima derivada de la piña, inhibe la inflamación y descompone los complejos inmunes desencadenantes de los síntomas artrósicos, acelerando así la curación del daño tisular. Además, potencia también la biodisponibilidad de la cúrcuma.
- Ashwagandha. La investigación clínica ha demostrado que esta hierba posee potentes propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras gracias a sus principios activos de actividad tanto como inmunoestimulante como inmunosupresora.
- Tanaceto o Matriarcaria. De larga tradición en tratamientos de fiebre, artritis y cefalea, la investigación científica ha comprobado que sus extractos ejercen una mayor actividad anti-inflamatoria que la aspirina.
* La suplementación debe ser prescrita y supervisada por un profesional de la salud
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Autora: Mareva Gillioz, Dietista y Coach nutricional, especializada en Naturopatía
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