Durante mucho tiempo, durante décadas, se han utilizado los baremos y estándares del Producto Interior Bruto para saber si en un país van las cosas bien… Este análisis, puramente materialista, realmente no sirve para saber si la ciudadanía tiene bienestar, si se respeta al medio ambiente, si existe la justicia social, si la población está sana o enferma.

El último The Ecologist, el número 66, correspondiente al trimestre de verano, pone el dedo en la llaga de una economía neoliberal que solo satisface a unos pocos. Y, a partir del ejemplo de Bhután, apuesta por otros tipos de análisis para saber si la ciudadanía está satisfecha con sus gobernantes y su forma de hacer política.

Hace unos años, el último monarca bhutanés, antes de dar paso a la democracia en su país, se reveló como un gran estadista al abolir en Bhután, de forma unilateral, el PIB. Instauró la Felicidad Nacional Bruta (FNB) como baremo para medir la satisfacción de la población. Bhután ha declarado, por ejemplo, que en 2020 toda su agricultura será ecológica. La mayoría de su población quiere vivir siguiendo formas de pensamiento tradicional, apegados a sus raíces, respetando la Naturaleza…

Normas restrictivas impiden, por ejemplo, un turismo de borrachera en Bhután o que presuntos “alpinistas” suban a sus cumbres y las dejen llenas de basura no biodegradable, como pasa en Nepal. Los bhutaneses prefieren vivir con menos pero más satisfechos y felices. ¿Es una locura? ¿No es una locura lo contrario? Bhután es uno de los países del planeta donde la población se muestra más tranquila y feliz.  

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