Todos tenemos alguna afición que nos da un poco de vergüenza confesar… A mí, por ejemplo, me encantan las pelis de zombis. Me fascinan esas situaciones apocalípticas en las que una epidemia incontrolable acaba con media humanidad y devuelve el planeta a la fauna y la flora salvajes.

Mera imaginación. Porque las epidemias que nos amenazan hoy en día las tiene perfectamente patentadas y controladas la OMS: la gripe aviar, el ébola, el zika… Saltan las alarmas y se cierran fronteras, se estudian vacunas, se aísla a los afectados. Son epidemias ruidosas, se las oye venir.

Hay sin embargo otras epidemias silenciosas, que se han hecho un sitio entre nosotros, y que aceptamos como si fuesen inevitables. Y la principal de ellas es nuestra propia alimentación.

La doctora Miren Marín escribe en el número de verano de Vida Natural sobre la Diabetes. La diabetes de tipo 2, que supone un 90% de los casos, ha tenido una escalada alarmante en los últimos años, especialmente entre los niños. Es una enfermedad de consecuencias graves, que está directamente relacionada con el sobrepeso y el sedentarismo.

La alimentación procesada que nos ha invadido está llena de azúcares, grasas y químicos, que perjudican enormemente la salud, causando no solo Diabetes, sino otras muchas enfermedades. El mal tránsito intestinal, o la proliferación de la bacteria Cándida Albicans en el organismo -temas que tratan otros artículos de este número-, también tienen una relación directa con la mala alimentación. Esta si es una epidemia real, de la que hay que preocuparse y ocuparse.

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