Cualquier época del año es adecuada para perderse en una de las regiones más simpáticas y dicharacheras del territorio español. Cádiz se abre al forastero como si lo conociera de toda la vida. Alegría, colores y sabores envuelven a este rincón del atlántico andaluz que además sorprende con secretos de pura biodiversidad como el que se esconde entre Barbate y Los Caños de Meca tierra adentro hasta Vejer de la Frontera.
Es el Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate. Uno de los parques naturales más pequeños de Andalucía –ocupa 5000 hectáreas- pero con cinco ecosistemas distintos -marino, acantilado, pinar, marismas y sistemas dunares- y el impresionante acantilado Tajo de Barbate de más de 100 metros de altura.
Una ruta entre pinares y acantilados
Desde la playa de Yerbabuena (Barbate) se inicia un bonito recorrido hasta Caños de Meca, atravesando los pinares del parque natural de la Breña y Marismas de Barbate y disfrutando de los enormes acantilados en las inmediaciones de la Torre del Tajo, una torre vigía del siglo XVI desde la que se puede ver la costa marroquí. Se trata de un camino en su mayor parte arenoso cuyo origen fueron dunas que se elevaron sobre el nivel del mar por procesos geológicos y que dieron lugar a los acantilados de la zona.
En buena parte la ruta se realiza en los bosques de pinos piñoneros plantados a principios del siglo XX por los lugareños para frenar el avance de las tierras arenosas y secas. Junto a los pinos, destacan enormes masas de enebros marítimos y la presencia de multitud de aves que utilizan el acantilado para anidar.
Cuando el sendero comienza a descender, aparece la bonita población costera de Los Caños de Meca y a lo lejos el mítico faro de Trafalgar.
Casas Karen, una joya ecoturística
No me cabe duda que el mejor sitio donde alojarse en esta zona son las Casas Karen de Los Caños de Meca. Pintorescas y típicas, se trata de unas construcciones inspiradas en las decoraciones andalusí y marroquí, rodeadas de mimosas y retama y situadas en un lugar privilegiado a sólo unos minutos a pie de una de las últimas playas vírgenes del sur de España.
Regentado por la simpática Karen, este lugar ofrece la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones verdes, en contacto directo con un entorno genuino y con la auténtica tradición. Su enfoque holístico hace que la naturaleza haga lo que mejor sabe hacer, sin intervenir con ningún producto químico y dejando que sus jardines silvestres ofrezcan sus sombras y su belleza al visitante.
Casas Karen cuenta con 9 viviendas entre las que se puede escoger entre sus preciosas chozas de paja cien por cien natural o las de piedra y barro construidas según la antigua tradición. Pintura ecológica, hamacas mexicanas que invitan a una siesta, muebles y detalles de gusto exquisito, hacen que este lugar mágico sea mucho más que un alojamiento. Además, en el próximo “Recinto Levante” cada sábado se celebra un mercadillo de productos ecológicos, en la Panateria ofrecen deliciosos tés y panes eco y hay un restaurante con interesantes propuestas veganas y vegetarianas.
Y si Casas Karen atrapan por su belleza y conciencia ecológica, un paseo hasta el Faro de Trafalgar bajo las estrellas rematado por un rico zumo natural en el Bar Las Dunas, puede ser la mejor guinda para esta escapada gaditana inolvidable
Autora: MariaJo López Vilalta / Morocha, Licenciada en Ciencias de la Información
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