Argentina // La Capital. – La soja transgénica (modificada genéticamente) podría perjudicar seriamente el desarrollo de los anfibios de la región, según establece un estudio dirigido por el reconocido investigador del Conicet y de la UNL Rafael Lajmanovich que fue publicado hace pocos días en la revista científica internacional Nova Science.
En el artículo «Los riesgos ecológicos de los cultivos de BT en anfibios: posibles efectos de las dietas de soja Intacta RR2 Pro resistentes a los insectos en los renacuajos de Leptodactylus gracilis», el científico y su grupo de estudio explican que tras un trabajo de laboratorio que comparó dos poblaciones de renacuajos —uno alimentado con dieta de soja Intacta y otro con dieta natural— encontraron que el primer grupo creció menos y sufrió efectos adversos sobre los sistemas digestivo y sanguíneo.
«Todo nos hace pensar que estos animales expresan cierta toxicidad al alimentarse con esta toxina» dijo el experto, que aclaró que si bien ya existen otros trabajos científicos internacionales sobre la potencial toxicidad de los cultivos BT en otros animales la investigación realizada en la UNL es la primera en su tipo respecto a anfibios.
Lajmanovich, quien además es titular de la cátedra de ecotoxicología de la facultad de Bioquímica de esa universidad santafesina, agregó que «el riesgo está dado porque en Argentina tenemos millones de hectáreas con estos cultivos y todos van dejando barbechos y residuos que quedan en el terreno o van a cursos de agua, y esas proteínas tóxicas pueden llegar a estar en el agua donde animales silvestres pueden contaminarse».
Los efectos tóxicos o nutricionalmente perjudiciales por causa del consumo de alimentos genéticamente modificados (GM) son objeto de debate en todo el mundo. «Es algo que se discute en todos los países ya que este modelo de producción de alimentos es global» apuntó el científico, para quien una de las grandes dudas que persiste con estas tecnologías es su supuesta inocuidad sobre el ambiente y sobre los consumidores.
La posibilidad de crear semillas genéticamente modificadas buscaba en principio que fueran las plantas las que generaran sus propios insecticidas y esto eliminara a los insectos que las ingirieran sin necesidad de utilizar agroquímicos.
«La solución parecía ser buena porque evitaba que se usaran insecticidas químicos ya que la planta con semilla modificada venía con un bioinsecticida originado en la bacteria bacilo. Hasta ahí todo venía bien» explicó Lajmanovich.
El problema es que en poco tiempo las plantas modificadas «comenzaron a polinizar otras plantas, lo que generó un fenómeno de contaminación genética ya que esa proteína empezó a expresarse en otras plantas que no tenían nada que ver», dijo, lo que por ejemplo originó serios problemas en México donde los cultivos de maíz criollo se contaminaron con el maíz transgénico.
A partir de eso, otros investigadores comenzaron a pensar si esas proteínas podrían afectar al resto de la cadena alimentaria u a otros organismos que se alimentan de esas plantas. «Se hicieron experimentos y obvio que a las empresas que fabrican esas semillas les dieron resultados negativos. Ellos siempre logran resultados que no demuestran ningún efecto».
«Existe literatura científica hecha en diferentes países que investigaron por ejemplo los efectos en ratones alimentados con papas transgénicas que poseen ese gen y encontraron problemas en el sistema digestivo semejantes a los efectos que el bacilo produce en los insectos plaga» reseñó el investigador.
Investigación
Los estudios fueron mostrando que si bien los efectos de las semillas modificadas en otros animales no eran tan agudos como en los insectos (a los que les destruye el sistema digestivo), sí existían y pueden tener consecuencias a mediano y largo plazo.
El objetivo del trabajo coordinado por Lajmanovich fue evaluar los posibles efectos de una dieta basada en soja GM-Bt en contraste con una dieta vegetal común (lechuga) en los renacuajos de Leptodactylus gracilis.
Para eso evaluaron su rendimiento de crecimiento, los cambios histológicos en el intestino y algunos parámetros hematológicos como indicadores del estrés fisiológico. Si bien ambos tratamientos dieron como resultado una baja tasa de mortalidad (menos del 3 por ciento) durante el período experimental, si encontraron que las larvas alimentadas con lechuga «crecieron más rápido y alcanzaron un tamaño mayor y mayor peso que los renacuajos alimentados con soja bt».
«La dieta soja-bt puede haber inducido cambios histopatológicos en el intestino renacuajo (mayor espesor de la pared intestinal) y algunos efectos citotóxicos en los eritrocitos (índice mitótico más bajo y anisocitosis)» concluye la investigación de la que también formaron parte Candela Martinuzzi, Carlina Colussi, Paola Peltzer, Agustín Bassó, Andrés Attademo y Lucila Curi y que figura en el capítulo 3 de «Pesticidas, bacteria y microorganismos. Bacillus Turingiensis. Características biológicas, efectos tóxicos e implicaciones ambientales» del editor Bélanger Robert.
Fuente: Argentina – La Capital
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Bio Eco Actual Octubre 2017