Si a la hora de comer eres un tendency, aquí tienes tu manual. ¿Esnobismo o tendencia real? Alimentarse ha perdido su significado estricto para pasar a definir a toda una experiencia de placer y entretenimiento, una forma de vivir de forma saludable, y para algunos, hasta casi una “religión”. Alimentación y conciencia, alimentación y sostenibilidad, alimentación y medio ambiente ya son binomios aceptados por una mayoría. Pero en este consumidor consciente hay que dar un paso más allá para hablar de tendencias con nombres que recuerdan más a los de un estilo de música que a un modo de alimentarse: Clean Eating, Comfort Food o Stop Food Waste

Eat Clean, un himno a la simplicidad

No estamos hablando de ser pulcros a la hora de comer, sino de un nuevo concepto que propone adquirir hábitos alimenticios para sentirse mejor. Nada de platos pre-cocinados, sino comida real, sencilla y genuina a base de verdura, fruta y alimentos integrales. El periodista e investigador norteamericano Michael Pollan, defensor de esta corriente y con frases lapidarias como “Cocinar es un fascinante ejercicio para reconectarse con la naturaleza”, apoya sin reservas una comida noble, auténtica y natural, contra la procesada e industrial. En definitiva, “No comas nada que tu abuela no reconocería como comida” es uno de los principios de este estudioso que, aunque “flexitariano”, se muestra contundente con el consumo de carne: “Para hacer frente al cambio climático tendremos que lidiar con el consumo de carne, ya que entre el 10% y 20% de los gases de efecto invernadero proviene de la agricultura animal. Cualquier cosa que podamos hacer para evitarlo es bienvenida, sobre todo si además eso significa incentivar el consumo de vegetales y frutas”.

Aparentemente este estilo no propone nada excesivamente rompedor, pero si puede suponer un gran cambio empezar a prestar atención en escoger ingredientes de alto valor nutritivo, evitar grasas inútiles, cumplir con las 5 porciones de verdura y fruta al día, consumir pocos azúcares y sales y gran cantidad de fibras y cereales integrales. Para iniciarse en la corriente Eat Clean o Clean Eating hay que desembarazarse de todo producto elaborado, tachar las palabras azúcar y harina blanca de la lista de compra, y llenarla de otras como verduras, cereales integrales y fruta.

Se trata, pues, de un estilo que sólo requiere pequeños pero cruciales cambios de chip. Si a partir de mañana quieres sumarte a esta moda limpia, empieza haciéndolo con un abundante desayuno a base de avena y, a partir de ahí, sin perder la cuenta, come frugalmente cinco veces durante el día.

Alimentación y conciencia, alimentación y sostenibilidad, alimentación y medio ambiente

Comfort food, platos que te “abrazan”

Aunque hablemos de esta corriente como tendencia, el término Comfort food surgió a principios de los años 70 para referirse a la comida tradicional y sencilla que se elabora en casa. Nada de sofisticaciones ni recetas complejas, cocina casera hecha con cariño y esmero, que reconforte cuerpo y alma. Justamente, un cocinero joven y mediático como es el británico Jamie Oliver, reivindica la comida de confort que la define como “un festín de recuerdos nostálgicos y tradiciones para que al comensal se le dibuje una enorme sonrisa cuando los deguste”. 

En definitiva se trata de un homenaje a los productos de temporada y locales, porque está claro que no produce el mismo confort ingerir un mismo plato en un lugar cálido y tropical que en un país nórdico. Es una recuperación de la tradición gastronómica de cada punto del planeta con todo lo que ello supone, no solo en la elección de ingredientes sino también en la inversión de tiempo y ganas a la hora de cocinarlos. Sin prisas ni adornos superfluos. Cocina que brinda satisfacción, que permite conectarse con los placeres básicos o que simplemente trae buenos recuerdos… Porque en los meses de frio ¿hay algo mejor que un buen guiso que te reconforte y te abrace?

Stop Food Waste, o la comida anti-derroche

Posiblemente sea una de las corrientes más responsables y sostenibles que existen en la alimentación. ¿Cuántas veces nos deshacemos inmediatamente de un producto cuando vemos que su fecha de caducidad venció hace apenas unos días? Sin embargo, ¿es en realidad la fecha de vencimiento una razón de peso para decidir el estado de un alimento? Esta tendencia de rabiosa actualidad pone esta y otras cuestiones en tela de juicio y aboga por no desperdiciar alimentos que en realidad pueden estar en buen estado.

De entrada, un dato pone los pelos de punta: casi un tercio de la comida que se produce en el planeta es desperdiciada o, lo que es lo mismo, el consumidor europeo y norteamericano promedio desecha entre 95 y 115 kg de comida al año. Y mientras toneladas de alimentos acaban en el cubo de la basura de nuestros hogares, en contenedores públicos o se echan a perder a mitad de su transporte, diariamente millones de personas se acuestan con los estómagos vacíos.

Pero el desperdicio no sólo es una “indecencia” ante la hambruna mundial, sino que los efectos a nivel medioambiental también son desastrosos: emisiones de gas a causa del transporte de esas toneladas perdidas, bienes naturales malgastados como el agua y la tierra y, finalmente, basura y más basura que hay que hacer desaparecer dejando su estela tóxica. Concienciados de esta realidad, están surgiendo cocineros y empresarios que con creatividad proponen interesantes vías en línea con el Stop Food Waste que logren dar la vuelta a este problema.

Algunos ejemplos son restaurantes que utilizan comida de descarte en condiciones comestibles, otros que invitan a los clientes a que lleven sus bolsas con desperdicios biodegradables que reciclan como biogás para cocinar a cambio de un descuento en su menú o cadenas de supermercados que solo venden alimentos caducados o de “consumo preferente” a precios económicos. Puro ingenio a favor del aprovechamiento, como es la técnica root to fruit (de la raíz al fruto) del eco-chef inglés Tom Hunt que utiliza tallos y hojas de cualquier verdura y, que por si fuera poco, regenta el Forgotten Feast, un restaurante itinerante para marginados que utiliza comida 100% rescatada.

Autora: MariaJo López Vilalta / Morocha, Licenciada en Ciencias de la Información

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Bio Eco Actual Diciembre 2017