VSF Justicia Alimentaria Global ha exigido explicaciones al Departament de Treball, Afers Socials i Famílies por la publicación de la guía educativa Un infant que creix (2015) con consejos alimentarios contrarios a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que recomienda reducir drásticamente la ingesta de azúcar hasta los 25 gramos/día en personas adultas, y por un claro caso de conflicto de intereses.

La organización ha reclamado a la Generalitat retirar esta guía y no permitir la participación de cualquier organización que pueda tener conflicto de intereses entre sus objetivos privados y públicos en temas de salud pública y establecer una regulación clara sobre el conflicto de interés.

Las páginas finales de la guía incluyen recomendaciones que están directamente patrocinadas por empresas alimentarias que, de manera implícita en algunos casos y explícita en otros, utilizan la publicidad subliminal para promover iniciativas claramente insanas. Entre las recomendaciones para un desayuno saludable, por ejemplo, sugiere incorporar cacao a la leche u otros lácteos «para enriquecer la leche y hacerla más atractiva para los niños y las niñas».

Teniendo en cuenta que el principal ingrediente de ColaCao no es el cacao, sino azúcar en un 70 %, la recomendación no solo está fuera de lugar, sino que esta empresa no está autorizada para hacer ningún tipo de recomendación. En la misma línea, recomienda complementar el desayuno de media mañana con un «bocadillito, un batido de cacao o una fruta» .¿Qué ocurre con la merienda? Este apartado está a cargo de Nocilla y, cómo no, para la empresa«la merienda clásica de pan con chocolate o crema de cacao continúa siendo la predilecta de las criaturas”. En este caso, se podría discutir si se trata de la merienda clásica o no, pero teniendo en cuenta que un tarro de Nocilla contiene un 56% de azúcar y un 11 % de grasas saturadas, lo que está claro es que no puede recomendarse en ningún caso como parte de una merienda saludable.

El apartado que quiere fomentar el consumo de verdura lo patrocina Knorr y en él se explica que las verduras pueden comerse de muchas maneras, pero en el dibujo que ilustra el apartado aparece una niña comiendo un plato con cuchara que se parece mucho a las cremas de verduras procesadas que comercializa la propia marca. Si se analiza el contenido de un  caldo vegetal Knorr en cacitos (pack de 4 tarrinas), se observa que el principal ingrediente es agua, el segundo es sal (contiene 20,5%) y solo un 16 % de los ingredientes son verduras, por lo que no puede ser igual de recomendable.

También es destacable el apartado «Puedo hacer las cosas yo solito», patrocinado por Danonino. «En el mercado hay una serie de productos adaptados a ellos [niños] por su composición y tipo de envase que facilitarán su autonomía». Entre estos productos, Danonino, por ejemplo, está dirigido al público infantil y el 14% del producto son azúcares. Ferran García, coordinador de investigaciones de la organización, considera que la mayoría de productos dirigidos a este público suelen ser «altamente procesados, con escaso valor nutricional (cuando no claramente insanos), de mala calidad y muy alejados de la alimentación sana».

Este mismo apartado termina de la siguiente manera: «vemos que van creciendo cuando hacen cosas solitos, pero necesitan un mundo que se adapte a ellos, un mundo a su medida». Sin embargo, «lo que necesitan los niños y las niñas, y sus familias, son organismos públicos que velen por su salud y no conviertan una supuesta guía educativa en un espacio publicitario en el que, de manera subliminal, los grandes conglomerados comerciales puedan influir en las decisiones de las familias para hacer negocio», reclama Javier Guzmán, director de VSF Justicia Alimentaria Global.

¿Cómo puede un organismo público hacer recomendaciones de alimentación saludable, que deberían basarse en alimentos frescos y saludables, teniendo de patrocinadoras las principales marcas de procesados dirigidos al público infantil? ¿Qué tipo de consejos puede dar una empresa? La estrategia comunicativa de la industria a lo largo de los últimos años ha consistido precisamente en esto, en presentarse como un actor comprometido con la lucha contra la obesidad y la mala alimentacióny vincular su imagen a la salud creando una narrativa que, gracias a buenas campañas de marketing y a la ayuda de distintas fundaciones y organizaciones públicas y privadas, se ha ido repitiendo hasta que la sociedad la ha interiorizado.

Obesidad, sobrepeso y complicidad de las Administraciones

Hoy en día, la mala alimentación y las enfermedades asociadas representan el primer problema de salud del Estado español. La media de consumo de azúcar en el Estado español se sitúa en torno a los 112 gramos/día y encabeza la lista europea de países con mayor obesidad infantil. Ante un problema de tal magnitud, las Administraciones públicas deberían contar con un plan que identificara las causas, atajara el problema y pusiera en marcha soluciones efectivas. Sin embargo, este es un caso más que evidencia que no se trata solamente de denunciar la inactividad por parte de la Administración para solucionar este problema, sino de señalar cómo se ha convertido en una aliada natural de la industria para el diseño y ejecución de políticas públicas totalmente contrarias al interés de los ciudadanos.

*La existencia de la guía Un infant que creix (publicada en 2015) ha salido a la luz pública gracias a la denuncia de una persona particular en las redes sociales tras ser repartida en una escuela pública.

Para más información visite la web de Justicia Alimentaria Global – vsf.org.es

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