Uno de cada diez niños tiene asma, lo que convierte a esta enfermedad en la más frecuente de la infancia. El asma produce inflamación y estrechamiento en los bronquios, originando tos y dificultad para respirar. Su frecuencia está aumentando y uno de los principales motivos es la contaminación de las ciudades. No solo esto, sino que además existe una relación estrecha entre los picos de polución y las consultas en urgencias por crisis asmáticas.

Prevenir y mejorar el asma con la alimentación

Otros factores que favorecen la aparición de asma son la exposición al tabaco, a los ftalatos y a alérgenos como el polen o los ácaros, el abuso de antibióticos en los primeros meses de vida y algunas infecciones virales respiratorias.

Muchos investigadores creen que otro de los motivos por los que el asma está aumentando es porque la dieta occidental es cada vez más pobre en antioxidantes. Los antioxidantes protegen las vías aéreas frente a la inflamación producida por agentes internos o externos (como el tabaco y la contaminación).

Aumentar el consumo de frutas y hortalizas puede mejorar los síntomas asmáticos y disminuir la necesidad de corticoides

Los antioxidantes se encuentran en abundancia en las frutas, verduras y hortalizas. En las últimas décadas un importante número de estudios ha mostrado que los niños y adolescentes que consumen más frutas y verduras tienen menor riesgo de desarrollar asma. Además, entre los niños que ya tienen asma, aumentar el consumo de frutas y hortalizas puede mejorar los síntomas asmáticos y disminuir la necesidad de corticoides. Entre los antioxidantes, los carotenos juegan un importante papel en la protección de los pulmones. Boniatos, zanahorias, pimientos, tomates, calabaza, verduras de hoja verde y brécol son muy ricos en carotenos.

La vitamina E es otro potente antioxidante con capacidad para mejorar la función pulmonar en los niños con asma. Las mejores fuentes de vitamina E son los frutos secos, especialmente almendras, avellanas, piñones y semillas de girasol; pero también encontramos vitamina E en el aceite de oliva, en las aceitunas y en los aguacates.

Los niños con niveles bajos de vitamina D en sangre tienen más riesgo de sufrir crisis asmáticas, por lo que debemos asegurarnos de que salen al aire libre con regularidad o si esto no es posible, de que toman un suplemento de vitamina D.

En conclusión, una dieta rica en frutas, verduras, frutos secos y semillas junto con una adecuada exposición al sol puede disminuir la frecuencia y la gravedad del asma en los niños, y conseguir incluso reducir la cantidad de medicación necesaria para controlar los síntomas.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médica Pediatra | mipediatravegetariano.com

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