Uno de los graves problemas que afectan a nivel global a las áreas desarrolladas del mundo es la contaminación de las aguas, tanto superficiales como subterráneas, por pesticidas.

Pesticidas disruptores endocrinos en nuestros ríos

Los pesticidas se detectan de forma habitual en el análisis de las aguas superficiales de ríos y en los pozos de agua potable y de riego. El uso masivo de estos contaminantes tiene un efecto negativo sobre la fauna acuática de ríos y mares, pero no solo, ya que también afecta a las poblaciones humanas que se abastecen y la utilizan para beber, cocinar, la higiene diaria, o en actividades lúdicas y de recreo como las piscinas.

Se observa la presencia de plaguicidas tóxicos en todas las cuencas analizadas, en su mayoría insecticidas y herbicidas

La principal y más importante fuente de entrada de pesticidas al medio ambiente es la agricultura convencional. Los pesticidas son moléculas químicas diseñadas para actuar como venenos letales sobre los organismos diana, pero debido a su toxicidad, pueden también dañar a otros organismos vivos. Así, gran número de insecticidas son también tóxicos para los mamíferos o peces. Eso ha llevado a que un amplio número de pesticidas hayan sido prohibidos por su letalidad, al causar daños y enfermedades en animales y seres humanos. Y este uso masivo tiene como resultado la presencia de moléculas de pesticidas, o de restos de estas, en los alimentos y en el medio ambiente.

Decenas de pesticidas se asocian con trastornos endocrinos. Son conocidos como disruptores endocrinos, término que fue acuñado por la comunidad científica en 1991. Los investigadores descubrieron que las mujeres que comían pescado contaminado por PCB, aunque fuera en tan poca cantidad como dos veces al mes, daban a luz bebés más pequeños y de menor peso, bebés que presentaban déficit y deterioro de memoria, de inteligencia, y problemas de falta de atención.

Los disruptores endocrinos interfieren con los sistemas de señalización hormonal del cuerpo

Son compuestos que entorpecen con la natural producción, liberación, transporte, metabolismo, unión, acción o eliminación de hormonas en el cuerpo. Las hormonas regulan el crecimiento y el desarrollo, la respuesta al estrés, el metabolismo, la reproducción y otras funciones orgánicas fundamentales. Se sospecha que los disruptores endocrinos causan disminución del número de espermatozoides, provocan infertilidad, retraso en el desarrollo sexual, obesidad, diabetes y cáncer. Se asocian al cáncer de mama y al cáncer de próstata.

La función endocrina es tremendamente sensible, de modo que pequeñas alteraciones durante ciertas etapas del ciclo de vida pueden conducir a efectos perdurables. Hay evidencia que la exposición, sobre poblaciones de invertebrados, peces, aves, reptiles y mamíferos, a pesticidas disruptores del sistema endocrino actúa desfavorablemente sobre su desarrollo reproductivo. Se produce feminización de peces, retraso y diferenciación sexual anormal en calamares expuestos a plaguicidas organoclorados, presencia simultánea de ambos órganos reproductivos masculinos y femeninos en diferentes especies de gasterópodos marinos. Existe una amplia y contrastada evidencia científica de problemas endocrinos asociada a los disruptores hormonales.

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Está demostrado, como consecuencia del aporte en el caudal de compuestos estrogénicos, de cambios en los órganos reproductivos de peces y moluscos en los ríos de Europa y América del Norte. Los cambios anatómicos y fisiológicos que se producen en la fauna son la feminización de las gónadas masculinas.

La situación de los ríos españoles no es buena. De los datos oficiales de los Programas de Vigilancia de la Calidad de las Aguas llevados a cabo por las Confederaciones Hidrográficas españolas, se observa la presencia de plaguicidas tóxicos en todas las cuencas analizadas, en su mayoría insecticidas y herbicidas, siendo las cuencas hidrográficas más contaminadas aquellas con una agricultura más intensiva, especialmente la del Júcar, que es la más afectada. Plaguicidas muchos de ellos disruptores hormonales endocrinos, capaces de afectar al sistema endocrino de seres humanos y especies animales.

La principal y más importante fuente de entrada de pesticidas al medio ambiente es la agricultura convencional

Los plaguicidas detectados en las aguas en su mayoría no están autorizados en la UE. Es llamativo que aun sigan presentes en las aguas plaguicidas prohibidos hace años debido a su elevada toxicidad ambiental y persistencia a la degradación, altamente peligrosos para el medio ambiente. Es el caso del DDT, el lindano, la atrazina o el endosulfán. Todas estas sustancias pueden actuar de forma sinérgica con otros contaminantes, variando su potencial toxicidad, su dosis letal, y el modo de actuación sobre los distintos organismos expuestos. Los compuestos detectados pertenecen a diferentes grupos químicos, como organofosforados, (clorpirifós, diazinón), organoclorados (dieldrina, hexaclorobenceno, DDT y sus metabolitos DDE y DDD, lindano y sus isómeros y metabolitos alfa y beta-HCH), clo­rotriazinas (atrazina, terbutilazina), fenilureas (diuron e isoproturon), cloroacetanilidas (alacloro).

Se ha identificado en las aguas analizadas plaguicidas reconocidos como disruptores endocrinos, o que se sospecha que lo son, en un porcentaje elevado, ya que el 50% de los plaguicidas detectados están dentro de esta categoría. Como las hormonas, estas sustancias actúan a dosis muy bajas causando efectos adversos sobre los organismos expuestos. Y dependiendo del momento del desarrollo el organismo se encuentra los problemas varían. Si se produce durante los primeros estadios de la vida se pueden producir lesiones irreversibles, ocasionando patologías o enfermedades, que pueden no manifestarse hasta la etapa adulta.

Es necesario aplicar cuanto antes el Reglamento 1107/2009 de plaguicidas en lo referente a la prohibición de utilizar sustancias activas con capaci­dad de alterar el sistema endocrino.

Autor: Raúl Martínez, Biólogo, Especialista en Medio Ambiente y Salud

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