Los humanos estamos explotando los recursos del planeta Tierra a un ritmo insostenible. Consumimos mucho más de lo que nuestro entorno puede producir. Estas son dos formas de expresar un problema que se acrecienta constantemente, una realidad que se refleja en la denominada huella ecológica, la medida del impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza, representada por la superficie necesaria para producir los recursos y asimilar los impactos de dicha actividad.

Huella ecológica: nos estamos comiendo el planeta

Uno de los sistemas de cálculo de la huella ecológica con más reconocimiento internacional es el realizado por la Global Footprint Network (GFN, Red Global de la Huella Ecológica). Para que tengamos una idea de la relación entre generación natural de recursos y consumo humano, este singular sistema de cálculo nos indica cada año el día en que es superada la capacidad de regeneración del planeta.

En la década de 1970, cuando se iniciaron este tipo de estudios, se calculaba que el consumo humano superaba la producción de la naturaleza a finales del mes de noviembre. Es decir, que vivíamos por encima de las posibilidades del planeta poco más de un mes al año.

Mientras que 759 millones padecen desnutrición, la cifra de personas con sobrepeso ascendió a 1.900 millones

El cálculo de la GFN indica que este 2018, “la humanidad ha superado el presupuesto anual el día 2 de agosto”; es decir que durante los últimos cinco meses del año estamos consumiendo recursos que la naturaleza no puede generar.

“Los costes de este sobreconsumo ecológico se están haciendo cada vez más evidentes en todo el mundo, en forma de deforestación, sequías, escasez de agua potable, erosión del suelo, pérdida de biodiversidad y el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera”, advierte el informe publicado por GFN.

“Nuestro planeta es finito, pero las posibilidades humanas no. Vivir dentro de los límites de la naturaleza o dentro de las capacidades de regeneración de la misma es técnicamente posible, financieramente benéfico, y nuestra única posibilidad para un futuro próspero. En esencia, nuestro propósito es retrasar la fecha del sobreconsumo ecológico en el calendario”. Así lo indico Mathis Wackernagel, presidente de Global Footprint Network y creador de esta metodología de cálculo de la huella ecológica.

La huella ecológica que cada humano produce varía mucho en función del nivel económico, clase social, compromiso personal y país de residencia. La GFN considera que los países con más huella ecológica total son China, Estados Unidos e India, mientras que los que tienen una huella ecológica per cápita más elevada son Luxemburgo, Australia y Estados Unidos. España ocupa el puesto 22 del ranking mundial de la huella ecológica. De hecho, según esta metodología de  cálculo, los ciudadanos y turistas que visitan España consumen casi el triple de los recursos que genera la naturaleza en nuestro país.

El informe internacional Planeta Vivo 2016 publicado por WWF destacaba que, “para satisfacer sus necesidades actuales, la humanidad está consumiendo una cantidad de recursos naturales equivalente a 1,6 planetas. De seguir así, en 2020 se necesitarían 1,75 planetas, y 2,5 planetas en 2050”.

Los datos de Planeta Vivo muestran que el sistema alimentario actual es insostenible desde el punto de vista ecológico. Para documentar algunas de las paradojas más importantes de la sociedad de consumo actual, este estudio recuerda que “casi el 80% de los terrenos agrícolas se destina al ganado para producir carne y lácteos; y sin embargo, estos productos animales suministran apenas el 33% de las proteínas que consumen los seres humanos en el mundo”.

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La agricultura ocupa el 34% del área de tierra del planeta, es responsable del 69% de las extracciones de agua dulce y, junto con el resto del sistema alimentario, genera casi la tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, indica el trabajo impulsado por WWF a escala mundial.

Para dejar en evidencia este cúmulo de contradicciones, los autores señalan que “mientras que 759 millones padecen desnutrición, la cifra de personas con sobrepeso ascendió a 1.900 millones”.

La huella ecológica que cada humano produce varía mucho en función del nivel económico, clase social, compromiso personal y país de residencia

Volviendo al informe anual publicado por la GFN, y en un esfuerzo por destacar los aspectos positivos observados en los últimos años, se debe reconocer que algunos países se están empezando a mover en la dirección correcta, aunque en algunos casos este cambio esté provocado involuntariamente por la crisis económica iniciada en 2008.

Entre las paradojas de la huella ecológica a escala mundial destaca la situación de Estados Unidos, que en aspectos como el cambio climático ha dado un paso atrás importante por la decisión del gobierno Trump de abandonar el Acuerdo de París, pero en cambio reúne diversas iniciativas estatales y locales en favor del medio ambiente.

“Por ejemplo, la huella ecológica per cápita en los Estados Unidos se redujo casi en un 20% entre 2005 y 2013, después de alcanzar su pico en 2005”, señala el informe del GFN. “Este cambio relativamente positivo incluye algunas mejoras introducidas en la economía después de la recesión, entre las que destaca la reducción de las emisiones de carbono por unidad de energía consumida”, indica el informe publicado por GFN el pasado mes de agosto.

China es el país con la huella ecológica más grande del mundo y está gravemente afectado por problemas como la contaminación pero, según el apartado de aspectos positivos que destaca el informe del GFN, su gobierno parece comprometido a avanzar hacia una “civilización ecológica”, con diversas iniciativas en favor de las energías renovables, la mejora de la calidad del aire y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Autor: Joaquim Elcacho, Periodista especializado en Medio Ambiente y Ciencia

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