Hace seis años que el sector de la cosmética econatural está en auge. Pero, recientemente el ecologismo se ha introducido con fuerza en el mundo de las peluquerías. Unos espacios caracterizados por su estrecha relación con tratamientos nocivos, como son la decoloración, las manicuras o la pigmentación del cabello.

Peluquerías BIO: des-exponiendo a tóxicos a profesionales y consumidores/as

“Es uno de los sectores con más alto nivel de toxicidad del mercado por su contacto directo y diario con productos químicos”, comenta Elena Busto, comercial de marcas de cosmética ecológica para peluquerías.

Busto hace años que intenta acercar los productos econaturales a este mercado en transformación y dar respuestas a las necesidades de los peluqueros: “Están muy concernidos y quieren crear espacios no perjudiciales para sus clientes y ellos mismos”, añade. Pero, “las multinacionales han recogido esta demanda y han empezado a hacer un green washing de sus líneas. Se están aprovechando del interés que muestran los salones de belleza y sus ganas de ofrecer tratamientos menos agresivos y más naturales”, explica.

En España la producción cosmética no se encuentra incluida en el Reglamento (CE) 834/2007 del Consejo Europeo, de 28 de junio de 2007, que sirve para regular y proteger los alimentos ecológicos. Los propios elaboradores de cosmética pueden “auto-certificarse” sin tener el aval de una empresa externa que determine si realmente su producto es bio, eco, natural o ecológico.

Hoy, la única garantía que tiene el consumidor para identificar la verdadera cosmética econatural es comprando productos certificados por BioVidaSana/bio.inspecta, Ecocert, BDIH, NATRUE, Soil Association, ICEA y Cosmebio -las últimas tres sólo certifican la norma Cosmos-. El sello BioVidaSana/bio.Inspecta es el sistema de certificación del territorio español, encargado de reconocer a las pequeñas y medianas empresas comercializadoras de productos de belleza que trabajan ecológicamente.

En 2019 existen alrededor de un centenar de marcas de cosmética certificadas en nuestro país

Peluquerías ecológicas

Natural Room es un salón de belleza de Málaga, nacido hace cinco años. “Somos una peluquería que trabaja sin ningún tóxico”, nos explica la dueña del local Noemí Jiménez. Ella se asegura que todos los tratamientos se realicen con productos naturales. Por eso, recurre a marcas certificadas y a la vez no para de informarse: “Soy autodidacta, empecé a experimentar conmigo los resultados que me daban los productos naturales”, comenta. Se muestra sorprendida con el boom de peluquerías verdes que ha experimentado el mercado este año: “Me tiene muy preocupada porque veo en Instagram publicidad de peluquerías que dicen ser naturales pero promocionan decoloraciones de pelo. Eso es imposible ya que las plantas no tiene el poder de desteñir”.

Su mirada es crítica y le decepciona la transformación o green washing que están viviendo los centros de belleza convencionales: “Cuando empezó este movimiento estaba muy ilusionada. Ahora me doy cuenta que las marcas tóxicas se han “reinventado” y la gente sigue consumiendo químicos nocivos sin siquiera saberlo. Estos centros les están quitando los derechos a los consumidores”, lamenta.

Además, Jiménez destaca que su peluquería es ecológica por la forma de trabajar e ideología. Utilizan moldes hechos a mano, secadores y luces de bajo consumo, los detergentes para limpiar el material también son ecológicos, los muebles reciclados y trabajan sin estrés laboral: “Solo cogemos a tres clientes por hora porque queremos ofrecer un espacio familiar y relajado”.

En Vitoria (País Vasco) se encuentra El Secreto de Su, la pequeña peluquería donde Susana Rodríguez puede disfrutar de su profesión. Ella trabajó durante muchos años en salones convencionales, pero su inquietud por el consumo ecológico le hizo replantearse cómo quería vivir: “Tenía que conseguir trabajar en una peluquería 100% ecológica. Y lo conseguí. No hago nada con químicos”, comenta. Por desgracia como Jiménez también ha visto crecer a su alrededor diversas peluquerías con una imagen muy ecológica que no se corresponde a la realidad: “Me han venido clientas con reacciones alérgicas quejándose de que habían ido a esos sitios buscando algo artesanal y que el resultado había sido químico”.

Ella achaca ese problema a la falta de formación de los peluqueros y a unos vendedores muy inteligentes: “Te encuentras con varios trabajadores convencidos de que ofrecen un producto libre de tóxicos y que en cambio está lleno de sales metálicas y PPD”. Se lamenta de que no se forme a su gremio y que el conocimiento se tenga que adquirir por propia inquietud: “No se tiene que atacar a la peluquería convencional. Se tiene que educar y recordarle a los profesionales que ellos son los principales perjudicados: cánceres o enfermedades respiratorias, son algunos de los resultados de una exposición continua a tóxicos”, puntualiza.

En Barcelona encontramos tres centros de peluquería bajo el nombre de Alone que se caracterizan por su identidad ecológica. Amelia Ortego, una de las socias del salón, nos comenta que todos los productos son ecológicos y la mayoría son veganos y certificados, menos una pequeña línea que utiliza proteína de leche. “Intentamos ser consecuentes con el ecologismo en todo lo que hacemos. Por eso, usamos secadores de bajo consumo con ruido reducido, muebles eco, tenemos el agua filtrada y los escaparates los construimos con material reciclado”.

Además, Ortego destaca que han creado una línea de productos propia eco certificada que les permite ahorrarse el envasado y ofrecer un precio más adecuado a la clientela: “Para mi ser ecológico no es sólo tener una filosofía si no cumplirla. Creo que nuestros pequeños salones son ecológicos en producto, precio, material, mobiliario y no queremos aparentar, como otros”, sentencia.

¿Cómo ha crecido la cosmética ecológica para peluquerías en BioCultura Barcelona?

El crecimiento de la cosmética ecológica se ha visto reflejada en los expositores participantes en la feria. Desde el 2011 se ha triplicado el número de stands que asisten en BioCultura. Se ha pasado de 16 puestos de exposición a 51 previstos para esta edición. En metros cuadrados el crecimiento ha sido de un 131%. Entre ellos se encuentran grandes marcas como Terpenic Labs, pero también marcas artesanales pequeñas: “Como no existe un control legal sobre las etiquetas en estética natural podemos encontrar “sellos de calidad” tras los que no hay un verdadero control independiente y profesional. En BioCultura solo tenemos marcas eco certificadas y así nos aseguramos de que no den gato por liebre al consumidor”, explica Montse Escutia, la Secretaria General de la Asociación Vida Sana.

Para más información sobre BioCultura visite www.biocultura.org

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