Ya bien entrado el año 2020 seguimos cargados de retos, retos para todos, para los ciudadanos rasos, para las instituciones, para los legisladores, todos tenemos un trabajo enorme para frenar el cambio climático y afrontar la llamada emergencia climática; también otras emergencias derivadas, como la humana que, en sus desplazamientos forzosos al huir de sus orígenes devastados por sequías, inundaciones o guerras,  llegan a nuestras costas demandando eso: humanidad.

frenar cambio climatico

Las enfermedades derivadas de una mala alimentación se superan día a día con la aparición cíclica de epidemias de gran gravedad como ahora el llamado “coronavirus”. Comer animales muertos no es muy recomendable, si encima no pasan por el control veterinario adecuado, mayor riesgo para todos.

Para frenar el cambio climático además de cambios de hábitos en los consumidores es necesaria voluntad política

La Cumbre del Clima celebrada en Madrid a finales del pasado año  cerró con algunos acuerdos pero, la falta de esta voluntad política imprescindible, empezando por la ausencia de algunos grandes como China, Estados Unidos o la India, ha dejado destemplados a los que esperaban más implicación en favor de las decisiones necesarias para el cambio de rumbo de la economía en aras de la protección del Planeta. Queda programada la cita para finales de este año 2020 en Glasgow.

Alimentación ecológica u orgánica

Un factor de primera en la lucha contra la agonía de suelos, contaminación de acuíferos y salubridad ambiental en general es la apuesta firme y decidida por la producción de alimentos basada en los principios orgánicos, que implica el respeto a los ciclos naturales, la eliminación del uso de productos químicos sintéticos y del cultivo de plantas modificadas genéticamente. El consumidor tiene ahí su fuerza, al demandar productos sanos, nutritivos, que defiendan la salud de su familia, y de su entorno. El aumento de la conciencia sobre el papel que juega el tipo de alimentación en la protección de la salud del planeta está propiciando el crecimiento de los llamados vegetarianos y veganos, (también de los flexitarianos, aquellos que, aún sin eliminarlo del todo, reducen el consumo de alimentos derivados de la explotación o captura de animales), quienes, con su elección alimentaria, colaboran en la reducción de los residuos nocivos que genera la pesca y la ganadería.

Contaminación por plásticos

Algunos conceptos que han calado ya en todas las conciencias es la necesidad de frenar la contaminación de los océanos, en gran parte por los plásticos. El abandono de redes de pesca es uno de los graves daños colaterales de esta actividad humana que se remonta a la noche de los tiempos, pero que en la actualidad ha logrado mermar la vida en los mares, además de infligir tanto dolor a millones de seres sintientes como son los peces y los crustáceos.  La producción de plástico ha crecido exponencialmente desde 1960 y se espera que doblará en 2036. En el año 2014 se produjeron 311millones de toneladas de plástico en el mundo, 20 veces más que  en 1964. Hay más de mil tipos distintos de plásticos, pero en su mayor parte son derivados de combustibles fósiles vírgenes.

En Europa se ha legislado la prohibición de algunos objetos de plástico de un solo uso para el año 2021, estos son concretamente los cubiertos (cucharas, tenedores, cuchillos y palillos); las pajitas; los bastoncillos de algodón con el palito de plástico; y los plásticos oxodegradables y contenedores alimenticios y tazas de poliestireno. También se ha marcado el objetivo de que todos los estados miembros reciclen el 90% de las botellas de plástico para 2029, y que antes de 2025 se recicle el 25%. Para 2030 el objetivo es llegar al 30%.

La legislación europea obligará a los fabricantes de toallitas húmedas, cigarrillos con filtro de plástico, tazas de plástico y compresas higiénicas, a advertir del impacto ambiental al consumidor en el etiquetado, y a los fabricantes de aparejos de pesca a sufragar los costes de recuperación de redes perdidas en el mar.

Los graves problemas de acumulación de residuos plásticos vienen por un lado de los artículos de un solo uso y de la falta de reciclado, ya que persisten en la naturaleza sin degradarse cientos de años. Otro factor preocupante es el de algunos aditivos que se usan en los plásticos como el Bisfenol A (BPA) o algunos ftalatos usados en el polivinyl chloride (PVC), con efectos dañinos para la salud humana, de los demás animales y del entorno.

Un camino que nos lleve a compartir, prestar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar

Positivos y activos hacia una economía circular

Una parte de la solución puede ser dirigirse clara y decididamente hacia una economía circular contrapuesta a la de “usar y tirar”. Un camino que nos lleve a compartir, prestar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar, reduciendo el desperdicio al mínimo. Como apunta la Oficina Ambiental Europea se debe priorizar la reducción y la optimización del uso de plásticos y mejorar la responsabilidad de los productores así como eliminar gradualmente el uso de productos químicos peligrosos.

Necesitamos normas internacionales más estrictas que regulen su producción, sus aplicaciones y su final, y procurar que se cumplan. Los consumidores podemos prescindir perfectamente de las bolsas de plástico que hasta hace muy poco parecían imprescindibles en las transacciones comerciales, tampoco necesitamos cubiertos ni platos ni vasos de plástico. Usar lo mínimo, reutilizar al máximo, y lo más importante, no deshacerse de nada inconscientemente, sin saber dónde irá a parar.

Consumiendo productos ecológicos votamos por un trato respetuoso con el suelo y el agua, contribuimos al mantenimiento y mejora de la biodiversidad y a la diversificación de los cultivos dando una mejor vida a campesinos y a consumidores.

Fuentes: www.europarl.europa.eu   www.plasticseurope.org

Autora: Montse Mulé, Editora

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Bio Eco Actual Septiembre 2020