Jordi Dalmau fue diagnosticado a los 13 años con el síndrome de Gilbert, una afección que padece entre el 5 y el 10% de la población y que supone una mayor dificultad en la desintoxicación del organismo a través del hígado. Después de muchos años de dietas restrictivas y harto de su cansancio, dolores articulares y cefaleas, descubre el mundo de los fermentados y oye hablar por primera vez de la kombucha, una bebida que, por sus propiedades saludables, piensa que podría ayudarle a mejorar sus síntomas.

Jordi Dalmau (Kombutxa): “Queríamos elaborar la kombucha más deliciosa y saludable. Y lo hemos conseguido”
©Beth Magre. Jordi y Mercè

Siempre interesado por las novedades gastronómicas, Jordi busca este té por tiendas especializadas sin éxito y decide investigar sobre su elaboración. Empieza a elaborarlo y, asesorado por diversos terapeutas, cocineros y enólogos, pone en el mercado la primera kombucha ecológica, artesanal, con ingredientes 100% naturales y envasada en vidrio de España. Actualmente, Mün Ferments, la compañía que crea junto a su compañera Mercè Pérez, comercializa Kombutxa en más de 5.000 puntos de venta, además de a través de su web.

Hablamos con Jordi Dalmau (1975, Terrassa), ingeniero mecánico y de organización industrial y CEO de la empresa, y Mercè Pérez (1972, Mataró), periodista y responsable de comunicación y relaciones públicas.

Partamos de cero. ¿Qué es la kombucha?

La kombucha está realmente de moda, pero no ha dejado de elaborarse desde hace más de 2.000 años, cómo mínimo. Es una bebida fermentada que parte de una infusión de té a la que se añaden azúcar y una colonia de bacterias y levaduras, conocida como SCOBY (Symbiotic Colony of Bacteria and Yeast).

¿Cuándo y por qué nace Kombutxa?

El nacimiento de Mün Ferments va intrínsicamente ligado a mi salud. Mis comidas eran dificilísimas de digerir, estaba muy cansado, siempre tenía contracturas. Mi terapeuta me propuso la incorporación de kombucha, y de otros fermentados en mi dieta, para ayudar a mi hígado a trabajar con más soltura y fue empezarlo a tomar y encontrarme muchísimo mejor. Era la primera vez que un alimento tenía una repercusión tan directa en mi salud. Pensé que no podía quedarme para mi ese descubrimiento y decidimos con mi compañera Mercè dejar atrás nuestra vida y emprender para poner en funcionamiento un obrador de kombucha. Queríamos hacer la kombucha más deliciosa y también la más saludable. Y lo hemos conseguido.

La kombucha está realmente de moda, pero no ha dejado de elaborarse desde hace más de 2.000 años, cómo mínimo

Están saliendo al mercado muchas marcas nuevas de kombucha. ¿Qué os hace distintos?

No todas las opciones que encontramos a día de hoy cumplen estrictamente los requisitos sobre qué se entiende por kombucha, establecidos por la Kombucha Brewers International: que el proceso de elaboración siga el método tradicional y que el producto resultante no se pasteurice. Nosotros aún nos exigimos más.

Nuestra Kombutxa sólo lleva ingredientes reales y ecológicos, sin saborizantes ni concentrados. Está envasada en vidrio y no necesita frío, cosa que supone un ahorro de hasta 180 veces en CO2 respecto a los que van a la nevera. Asimismo, nuestra planta de elaboración es domótica, nos nutrimos de energía responsable y reaprovechamos la energía. Nuestra generación de residuos es mínima.

Y aun siendo una bebida fermentada, Kombutxa de Mün Ferments es la bebida que menos azúcar residual contiene de todo el mercado europeo. ¿Cómo se logra mantener la fórmula del producto intacta desde su producción hasta su consumo?

Kombutxa no está pasteurizada. Llevamos a cabo un proceso de fermentación en el que la palabra prisa no está presente. Damos tiempo a las bacterias y a las levaduras que hacen posible la fermentación para que consuman el máximo del azúcar que inicialmente ponemos a la mezcla. Con esto conseguimos que casi todo el azúcar se transforme en ácidos orgánicos y que nuestras 8 variedades oscilen entre los 0.2 y los 1.8 gramos de azúcar residual por cada 100 mililitros. Es una cantidad muy baja de azúcar. Tan baja que la bebida, ya embotellada, no refermenta.

©Beth Magre

A pesar de su bajo contenido de azúcares, por ejemplo en vuestro caso, se impone el recién aprobado impuesto sobre las bebidas azucaradas también para la kombucha. En este sentido, ¿son los refrescos y las bebidas energizantes equiparables al té fermentado?

No tenemos absolutamente nada que ver con los refrescos azucarados o edulcorados artificialmente, ni las bebidas energizantes que encontramos en el mercado. Para elaborar kombucha es absolutamente imprescindible el azúcar: es el combustible que utilizan las bacterias y levaduras que consiguen convertir una simple infusión de té verde en una bebida cargada de probióticos, ácidos orgánicos, enzimas y, por supuesto minerales y vitaminas. Sin azúcar, estos microorganismos no trabajan, no transforman. Las autoridades que han aprobado esta subida del IVA, equiparándonos a cualquier bebida que lleve azúcar, deberían tener en cuenta que la kombucha es una bebida fermentada y que el azúcar forma parte de su génesis. Esperemos que, tarde o temprano, esta subida del IVA se corrija para nuestros productos.

Paleobirra es Kombutxa con infusión de lúpulo y tiene sabor y olor a cerveza, pero no contiene ningún cereal

¿Qué es Paleobirra?

Cuando nació, hace 4 años, bautizamos Paleobirra como la no cerveza para los que apuestan por no renunciar a la sensación de tomarse una, pero no quieren o no pueden tomar gluten ni alcohol. Paleobirra es Kombutxa con infusión de lúpulo y tiene sabor y olor a cerveza, pero no contiene ningún cereal. Recuerda a las cervezas lámbicas y hace una espuma suave. Para celebrar su aniversario, hemos remodelado su imagen y hemos creado su hermana divertida: una radler con zumo de limón, Paleobirra Lemon. Son nuestras variedades más bajas en azúcar: 0.20 y 0.16 gramos, respectivamente, por cada 100 mililitros. ¡Y ya son superventas!

Autora: Ariadna Coma, Periodista

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Bio Eco Actual Agosto 2021