Comer ecológico y sano no debería ser un lujo. Esta es la gran cuestión que desde hace ya algunos años se plantean tanto aquellos que la defienden como aquellos que la menosprecian. En los últimos años se han publicado diversos estudios científicos que tratan de dar luz a esta posibilidad.

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123rfLimited©archivector. Metano liberado por la vaca, produciendo gases de efecto invernadero

¿Puede la agricultura industrial alimentar al mundo?

Pero ¿y si planteamos la pregunta al revés? ¿puede la agricultura industrial alimentar al mundo? Está visto que no. Ya lleva unos cuantos años intentándolo y las cifras de pobreza no paran de aumentar. Es evidente que el hambre en el mundo no es un problema agronómico. Se trata de un problema político y de intereses económicos. Mientras no se rompa esta tendencia ningún tipo de agricultura podrá alimentar al mundo. Otro aspecto a tener en cuenta es si se puede alimentar a todo el mundo comiendo carne tres veces al día. La respuesta es no. Ni se puede ni nos conviene. Muchas de las enfermedades de los ricos se deben a un exceso de consumo de proteínas y grasas animales. La mayor parte de producción de cereales y leguminosas debería destinarse a la alimentación humana y no a la producción de piensos.

Hechas estas aclaraciones, nuestro punto de vista es que las técnicas de la agricultura ecológica pueden perfectamente producir alimentos en cantidades suficientes para alimentar a la población mundial. No se trata de dejar de utilizar pesticidas y abonos químicos y sustituirlo por abonos orgánicos y preparados naturales. Se trata de aprovechar todo aquello que nos brinda de forma gratuita la naturaleza y ponerla a trabajar en nuestro provecho para producir alimentos. Lo primero es la energía del sol y lo segundo el ejército de microorganismos que hay en el suelo y que son los responsables de la alimentación y la sanidad de la planta. Se debe trabajar a favor de la naturaleza y no en su contra. Imitando a los ecosistemas naturales evitaremos muchos problemas ligados a la agricultura industrial: plagas, enfermedades, erosión, pérdida de biodiversidad, suelos agotados, aguas contaminadas y agricultores empobrecidos y dependientes.

La mayor parte de producción de cereales y leguminosas debería destinarse a la alimentación humana y no a la producción de piensos

Los intereses económicos han decantado la balanza en el desarrollo de unas técnicas u otras. Se han promocionado las semillas híbridas, las transgénicas, asociadas siempre a un paquete tecnológico formado por abonos químicos y pesticidas que el agricultor está obligado a comprar. La agricultura industrial produce más, pero se basa en el expolio de recursos y el agotamiento de los suelos.

Las tierras agrícolas que hay en el mundo son suficientes para producir las kcal necesarias para alimentar a la población que se estima que habrá en 2050. Se trata de un problema global del sistema alimentario donde las poblaciones en los países ricos están sobrealimentadas con dietas basadas en la proteína animal, animales alimentados con piensos elaborados con soja cultivada en países pobres, mientras que las poblaciones pobres pasan hambre y destinan una buena parte de sus tierras a cultivos que no son una fuente de nutrientes como el café, té o cacao o, a materias primas para pienso (soja y maíz).

Recordemos que, según los datos facilitados por la FAO, el 40% de los alimentos que se cultivan en el planeta se destinan a la alimentación animal y, según los pronósticos, esta cifra podría incrementarse hasta alcanzar el 60% en las próximas dos décadas.

La falta de disponibilidad del agua también aumentaría, se calcula que se necesitan unos 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne de vacuno, frente a los 2.500 litros de agua que son necesarios para producir un kilo de arroz.

Se debe trabajar a favor de la naturaleza y no en su contra

Si a esto añadimos que 1/3 de la producción mundial de los alimentos destinados al consumo humano se pierde o desperdicia en todo el mundo (equivale a 1300 millones de toneladas al año según la FAO). “La alimentación es lo primero, todo el mundo come, pero el actual sistema alimentario es responsable del 37% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”. “Hay que ir hacia un modelo ecológico, local, lo más vegetal posible y más artesanal”.

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©Bio Eco Actual. Importante consumir fruta y verdura ecológica

La producción industrial de alimentos destruye el futuro

La agricultura es una de las mayores fuentes emisoras de gases de efecto invernadero (37%) cuando utiliza las técnicas modernas que la convierten en agricultura industrial. Además, provoca la disminución de polinizadores y de biodiversidad en general. Se busca el rendimiento de las cosechas casi a cualquier precio, utilizando fertilizantes y pesticidas químicos de forma descontrolada.

Por su parte, la ganadería industrial es dependiente de la producción de piensos que se elaboran principalmente a base de soja proveniente de países principalmente de Sudamérica. Se trata mayormente de soja transgénica, para cuya producción se usan grandes cantidades de glifosato con que se está contaminando el suelo y el agua y causando graves problemas de salud a la población local.

El 40% de los alimentos que se cultivan en el planeta se destinan a la alimentación animal

El cultivo de la soja está vinculado a la deforestación de zonas muy ricas en biodiversidad en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay, así como a emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación por el uso de agroquímicos y el desplazamiento forzado de comunidades indígenas y campesinas. Además, el uso de soja como fuente de proteínas para pienso animal desplaza a otras leguminosas autóctonas que han dejado de cultivarse.

España fue en 2018 la mayor productora de piensos compuestos de Europa con más de 24 millones de toneladas y junto a Francia y Alemania lidera la producción ganadera de la UE. En 2019 se produjeron más de 7 millones de toneladas de carne, muy por encima de los 2 millones de toneladas consumidos en los hogares españoles. Este tipo de producción industrial concentra el mercado en manos de muy pocas empresas en detrimento de las granjas familiares que, en el caso del porcino, por ejemplo, prácticamente han desaparecido. La cría intensiva de animales también se ha relacionado con la aparición de nuevas pandemias y el uso excesivo de antibióticos en las granjas industriales ha sido el responsable del actual aumento de las infecciones resistentes a antibióticos.

Autora: Ángeles Parra, Presidenta de la Asociación Vida Sana, Directora de BioCultura

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Bio Eco Actual Marzo 2023