Las frutas son un grupo de alimentos con características muy interesantes. Son ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes. Además, la mayoría de ellas contienen un alto porcentaje de agua que nos puede ayudar a evitar la deshidratación, sobre todo en los meses de más calor. Las frutas también aportan fibras, especialmente si las consumimos con su piel. Éstas favorecen el tránsito y microbiota intestinal y nos dan sensación de saciedad. Es cierto que también son ricas en hidratos de carbono simples, por lo que no es recomendable abusar de su consumo. Comer dos o tres piezas al día es suficiente.

frutas ecológicas
©Marta Montmany. Melocotones ecológicos

Alto riesgo de contener pesticidas

No todas las frutas han sido cultivadas por igual. Las que provienen de agricultura convencional contienen, en mayor o menor medida, pesticidas en su piel. Los pesticidas son sustancias químicas utilizadas para prevenir o combatir posibles plagas en las plantaciones agrícolas y pueden aplicarse antes o después de la cosecha. Estas sustancias son perjudiciales para los organismos vivos y, por tanto, también para nuestra salud. Crean una carga tóxica en nuestro organismo que puede conducir a alteraciones diversas. Algunos ejemplos son: problemas de fertilidad, alteraciones del desarrollo neurológico en edades tempranas o aparición de algunos tipos de cáncer en la población general.

Hay frutas que tienen más riesgo de contener altas cantidades de pesticidas, como son las fresas, los melocotones, las nectarinas, las peras, las manzanas, la uva, las cerezas y los arándanos.

A la hora de comprar, comprueba que la fruta esté en buen estado, no huela mal y se presente íntegra

Para evitar exponer nuestro organismo a estos elementos perjudiciales, la mejor opción es consumir frutas de agricultura ecológica. Ésta utiliza técnicas naturales y respetuosas para nosotros y para el medio natural, garantizando un suelo y agua sanos y manteniendo el equilibrio del ecosistema.

Recomendaciones:

  • Dar preferencia a la fruta de proximidad. Consumir vegetales de Km 0 nos asegura que el alimento no se ha transportado mucho tiempo, por tanto, se reduce el tiempo entre la cosecha y el consumo propio. Además, es menos probable que haya sufrido cambios de temperatura, favoreciendo su estabilidad. Asimismo, estamos colaborando en enriquecer la economía local y disminuimos el impacto ambiental que generan la mayoría de transportes.
  • A la hora de comprar, comprobar que la fruta esté en buen estado, no huela mal y se presente íntegra. Es preferible evitar las piezas éstas son más susceptibles a contaminación biológica.
  • Comprar frutas enteras. Adquirirlas cortadas acorta su vida útil y además incrementa los residuos en forma de envases desechables.
  • Manipular cuidadosamente las piezas de fruta, evitando golpes y presiones, especialmente cuando las transportamos a casa.
  • Almacenarlas en el frigorífico, sobre todo en verano. Las cálidas temperaturas incrementan el crecimiento bacteriano. Guardarlas, preferiblemente, en el cajón de los vegetales para que no entren en contacto con otros alimentos y asegurarnos de que éste está limpio y seco. Los ambientes húmedos favorecen la proliferación de microorganismos.
  • A la hora de comer la fruta, lavarla bien con agua potable y hacerlo con las manos limpias.
frutas ecológicas
123rfLimited©antonioguillemgpointstudio

Frutas más susceptibles a contaminación microbiana

Es interesante tener en cuenta que existen ciertas frutas que, debido a sus características particulares, son más susceptibles a contaminación microbiana. Por tanto, deberemos tener especial cuidado. Éstas son:

Las frambuesas, las moras y los arándanos. Las bayas son pequeñas y delicadas y se mantienen menos tiempo en buen estado. Deberemos prestar atención al conservarlas y consumirlas pronto, sobre todo en temporadas donde predominan temperaturas elevadas. Es especialmente recomendable comprarlas ecológicas debido a que suelen ser tratadas con pesticidas.

Los beneficios de consumir fruta de agricultura ecológica son elevados y prevalecen con creces sobre los riesgos que puede acarrear

Los melocotones y las nectarinas. Son frutas bastante frágiles que se consumen en las épocas de más calor, haciéndolas más susceptibles a contaminación por microorganismos. Además, maduran con bastante rapidez. Deberemos tener cuidado de no estropearlas a la hora de manipularlas. En el momento de comerlas procuraremos retirar cualquier parte demasiado madura o que presente algún golpe.

La uva. Es una fruta que se cultiva en áreas en las que puede haber alta humedad durante el verano, especialmente si ha habido lluvias. Esto aumenta el riesgo de exposición a bacterias y ciertos hongos que pueden liberar micotoxinas perjudiciales. La recomendación es descartar cualquier grano que presente mohos o lesiones y lavarlos bien antes de consumirlos.

Los tomates. Son una fruta de verano, lo que hace que aumente la exposición a la contaminación bacteriana, sobre todo si se cultivan en el suelo. A la hora de comprarlos, es recomendable manipularlos con cuidado de no estropear su piel ya que esto aumenta exponencialmente el riesgo de contaminación. Antes de consumirlos deberemos descartar cualquier parte madura o ennegrecida y los limpiaremos con agua potable.

En conclusión, los beneficios de consumir fruta de agricultura ecológica son elevados y prevalecen con creces sobre los riesgos que puede acarrear, ya que estos últimos se pueden controlar aplicando buenas prácticas de higiene alimentaria.

Autora: Jordina Bargas, Dietista y Enfermera

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