La menopausia hace referencia al cese permanente de la menstruación durante más de un año consecutivo. La mayoría de las mujeres la experimentan entre los 45 y los 55 años y según la OMS “en pocos años, más de 1.000 millones de mujeres van a estar atravesando esta etapa, la gran mayoría sin información”. Y es que, de alguna manera, la menopausia continúa teniendo cierta dosis de tabú, muchas connotaciones negativas por su sintomatología y por el fin del período fértil y algunos conceptos algo confundidos.
La menopausia o “climaterio”
Se engloba dentro de una etapa conocida como “climaterio” que abarca varios años desde el comienzo de los cambios hormonales (premenopausia o perimenopausia) hasta el cese definitivo de la menstruación que se confirma después de 12 meses sin ella. Ésta es la menopausia natural (también las hay inducidas, por ejemplo, al extirpar ovarios o por tratamientos como la quimioterapia) y, a partir de ella, la mujer entra en postmenopausia. Con el incremento de la longevidad la etapa a partir de la menopausia constituye un tercio de la vida de la mujer. En la Medicina Tradicional China se la conoce como “la segunda primavera” y representa una renovación de la energía y las oportunidades (visión de la que todavía está bastante alejado Occidente).
Aunque cada mujer es única y diferente, al dejar de producir óvulos y reducirse la producción de las hormonas progesterona y estrógeno (que regula los niveles de colesterol, disminuye la tensión arterial, contribuye a la formación ósea, estimula la libido e interviene en la producción de colágeno) es común que puedan aparecer sofocos, sudores fríos, sequedad vaginal, pérdida de masa ósea (osteopenia) y muscular (sarcopenia), insomnio, cambios en el estado de ánimo, pérdida de libido, dolores articulares o alteraciones cardiovasculares.
Según la OMS “en pocos años, más de 1.000 millones de mujeres van a estar atravesando esta etapa, la gran mayoría sin información”
Los hábitos de vida y el asesoramiento profesional individualizado van a influir mucho en que aparezcan o no algunos de estos síntomas y en que sean más o menos leves o intensos. Es importante una dieta adecuada (que elimine alcohol y tabaco, evite lácteos, incremente grasas saludables y alimentos ricos en fitoestrógenos como la soja fermentada, legumbres en general, semillas de lino, arándanos, etc…), practicar ejercicio físico de fuerza para prevenir osteopenia y sarcopenia y la acumulación de grasa abdominal (junto al consumo de calcio, magnesio, fósforo, Vitamina D, K2 y colágeno), ejercicios de respiración, yoga, taichí y complementos como espino amarillo, aceite de onagra, trébol rojo, salvia, espino blanco, cimífuga, maca, por mencionar algunos.
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Autora: Marta Gandarillas, Periodista especializada en Salud Natural, Titulada superior en Naturopatía y Terapeuta de Jin Shin Jyutsu
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