Un vertedero es un espacio abierto donde se depositan los desechos, y que junto con la lluvia producen residuos sólidos, líquidos y gaseosos. Hoy hablamos del impacto ambiental de los vertederos.

El peligroso impacto ambiental de los vertederos

Para la elección del lugar de ubicación, el Real decreto 1481/2001, por el cual se regula la eliminación de residuos mediante la deposición en vertederos, tiene en cuenta factores como las distancias entre el límite del depósito y las zonas residenciales o recreativas, vías fluviales, masas de agua y otras zonas agrícolas o urbanas.

También, la existencia de aguas subterráneas, costeras o reservas naturales de la zona. Del mismo modo, son importantes las condiciones geológicas e hidrológicas, el riesgo de inundación, hundimientos y corrimientos de tierras, y por último la protección del patrimonio natural y cultural de la zona. Encontrar un emplazamiento con todas estas características no es fácil, sobre todo por el espacio que se necesita y que el ritmo actual de generación de residuos es insostenible.

Los vertederos no controlados

Antes de que las administraciones adoptaran políticas de separación de los diferentes residuos y recogida selectiva de los mismos, la basura generada por la sociedad se transportaba a unos vertederos situados en terrenos periféricos a los núcleos de población sin tener en cuenta criterios medioambientales de ningún tipo. En algunos casos estos desechos se quemaban a cielo abierto.

Los impactos de este tipo de gestión sobre el medio ambiente eran muy importantes y nocivos

Estos vertederos no controlados, se fueron clausurando en el conjunto del Estado a partir de la segunda mitad del siglo XX. Se optó por diseñar y construir depósitos controlados para intentar evitar los impactos medioambientales que generaban. También se adoptó la solución de la incineración debido a la capacidad limitada de estos espacios y se diseñaron plantas para esta opción.

Los vertederos controlados

Todavía así, el impacto ambiental del vertido controlado de residuos continúa siendo notable y se produce en varios ámbitos:

  • El impacto sobre el paisaje: cambia la topografía, destruye zonas de vegetación y altera el hábitat de las especies animales que en él vivían.
  • El impacto visual: la visión de los residuos no es agradable; se tendrían que elegir lugares alejados de cascos urbanos con un relieve que esconda la visión.
  • El impacto sobre la atmósfera: el polvo y los gases pueden ocasionar molestias en la población vecina como por ejemplo enfermedades o explosiones. Se tendría que sellar el vertedero con tierras impermeables y disponer de chimeneas para la salida de los gases.
  • El impacto sobre las aguas: con el agua de lluvia se ocasiona una transferencia de contaminación a un medio vehicular, que también puede contaminar las aguas subterráneas por la infiltración a acuíferos de estas aguas superficiales contaminadas. Se trataría de minimizar el contacto del agua y de impedir la evacuación incontrolable con cunetas perimetrales externas e internas que recojan la lluvia.
  • El impacto de los incendios: un vertedero es un almacén de materia combustible al aire libre, por eso se tendría que hacer un cubrimiento cuidadoso diario con tierras, de las plataformas y taludes, además de la apertura y mantenimiento de cortafuegos perimetrales sobre todo si está en una zona forestal.

El peligroso impacto ambiental de los vertederos

Vemos que las soluciones para gestionar las toneladas de basura que producimos continúan siendo perjudiciales para el medio ambiente. Se tendrían que revisar e implantar nuevas políticas de gestión de recogida selectiva de desechos y llevar a cabo programas educativos en las escuelas, haciendo un trabajo de concienciación que garantice la disminución de los residuos que se pueden recuperar, reciclar y reutilizar. Cómo dice la Declaración de Río para el Medio ambiente y el Desarrollo, todos tenemos derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la Naturaleza.

Autora: Maria Cacheda, Divulgadora Científica

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