Un Sistema Integral de Gestión de residuos (SIG), es el conjunto de relaciones, procedimientos y actuaciones que se ponen en marcha entre los agentes económicos interesados (fabricantes y productores) y las administraciones públicas competentes, con la finalidad de garantizar la recogida selectiva de los residuos y su reciclaje, previa autorización y supervisión por las Comunidades Autónomas en cuyo ámbito territorial se implanten.
En la Ley 22/2011 de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, se establece por primera vez un marco legal sistematizado y coherente, en el que productores y empresas que ponen productos en el mercado, se tienen que responsabilizar y asegurar de que sus productos se reciclan posteriormente. Es lo que se denomina “el principio de la responsabilidad del productor”. Por eso en muchos casos se crean los Sistemas Integrados de Gestión, entidades que agrupan fabricantes y productores. Los SIG se encargan de que los productos, una vez transformados en residuos, se reciclen al máximo, promoviéndose una gestión acorde con los principios inspiradores de la nueva legislación.
Estos sistemas están gestionados por entidades sin ánimo de lucro que pueden adoptar diferentes formas jurídicas como la de asociación, sociedad anónima, etc., y las empresas que deciden cumplir sus obligaciones que a través de ellos deben colaborar en la financiación del funcionamiento del sistema.
En el caso de los envases ligeros, cada uno lleva un punto verde para indicar que el fabricante o productor se ha unido al Sistema Integral de Gestión. De esta manera los envases de plástico, de metal, de cartón y de vidrio que entran en el ciclo de recogida selectiva tienen que llevar impreso el logo del Punto Verde. Esto significa que la empresa envasadora ha pagado una cuota por el gasto de recogida y tratamiento del envase para que sea recuperado en el SIG correspondiente.
Hay diversos SIG operativos para cada flujo de residuos: envases ligeros, papel y cartón (Ecoembes, sociedad que se hace responsable de estos desechos), envases de vidrio (Ecovidrio, entidad que gestiona la recogida y el reciclaje de este material), envases de productos fitosanitarios (Sigfito), envases de medicamentos en buen estado y también caducados (Sigre), pilas y acumuladores (Fundación Ecopilas o European Recycling Platform), neumáticos fuera de uso (Signus Ecovalor SL y Tratamiento Neumáticos usados SL), aceites industriales usados (SIGAUS SL y SIGPI SL) y remanentes de aparatos eléctricos y electrónicos (Ambilamp o Ecofimática son algunos de los doce SIG que actualmente gestionan este tipo de restos).
Todas estas entidades se encargan de montar un sistema propio de gestión de sus residuos, un método en el que se incluye la instalación y mantenimiento de los diferentes tipos de contenedores, los gastos derivados de la recogida selectiva de cada desperdicio y de su posterior transporte a las plantas de selección, de promover la prevención para reducir el volumen de basura generada, y lo más importante, de hacer campañas de información y sensibilización dirigida a los ciudadanos.
Para que este ciclo funcione correctamente y no haya un encarecimiento en el proceso, se requiere de nuestra colaboración en el momento de reflexionar sobre el medio ambiente y su preservación. Es primordial pensar en depositar los residuos en los contenedores adecuados y no mezclarlos impropiamente haciendo que la secuencia se interrumpa y que nuestras acciones ayuden a deteriorar y contaminar el planeta.
Autora: Maria Cacheda, arqueóloga y divulgadora del patrimonio cultural
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