Yogures que ayudan a mejorar tus defensas” (si es que eres del 2% de la población que su organismo no es capaz de fabricar la bacteria “casei”, y teniendo en cuenta que un recipiente sólo llega a la mitad de la dosis necesaria para ese fin); “panes de molde eternamente tiernos, frescos, 100% naturales” y además “¡bajos en calorías!” (Que curiosamente aguantan hasta 15 días tiernos y que los endocrinos quitan de cualquier dieta de adelgazamiento por su alto contenido en grasas y azúcares); leches enriquecidas  con calcio, omega 3, oleico…. hasta con “eficalcio” (porque como ya sabemos que el calcio añadido no se fija sin la vitamina D, había que añadirla y anunciarlo para seguir vendiendo)…

Nos bombardean con publicidad haciéndonos creer que necesitamos alimentos enriquecidos ¿será porque los alimentos ya no son lo que eran?, ¿Por qué es necesario añadir calcio a una leche que nos venden como imprescindible por su contenido en calcio?, ¿Por qué añaden hierro, fósforo, zinc y vitaminas a galletas, cereales y demás alimentos infantiles, si se supone que sus ingredientes ya los contienen? ¿No será  que  los azúcares, grasas y conservantes que sí incluyen, nada tienen de saludables y algo tienen que inventar para seguir las tendencias?

La poderosa Industria Alimentaria sigue publicitando con total impunidad auténticas mentiras con el propósito de llamar la atención del consumidor. Por lo menos en España, donde a pesar de la Ley General de Publicidad (que en su artículo 4 prohíbe y define la publicidad engañosa) no existe organismo alguno que controle su cumplimiento. Esto es especialmente grave si atendemos a los niños, que son más vulnerables en cuanto a  los mensajes de compra que ven en los anuncios.

España es el primer país de Europa en tasa de obesidad infantil

A pesar de que España es el primer país de Europa en tasa de obesidad infantil, resulta que en las horas en las que más niños y jóvenes están delante del televisor, es cuando más publicidad de alimentos se emite y además, de productos nada recomendables para su dieta diaria, como bollería, dulces, golosinas… Tras revisar más de 17.500 anuncios, un estudio de la OCU y la Asociación Madrileña de Salud Pública, acerca de la publicidad de alimentos en horario infantil, concluía que el 64% de esta publicidad puede tacharse de poco saludable.

Países como Gran Bretaña, Francia, Dinamarca o Italia han puesto límites legales a la publicidad alimentaria dirigida a los niños, pero España ha optado por la autorregulación. Es decir, mientras los británicos prohíben los anuncios de comida basura dirigidos a menores de 16 años, aquí en España sólo contamos con un código ético, el Código PAOS  de Autorregulación de la Publicidad de los Alimentos y una Asociación “Autocontrol”, para la autorregulación de la Comunicación Comercial, ambos de adhesión voluntaria.

Casero, natural, artesano, sanísimo… Mentira podrida

Precisamente para llamar la atención sobre la necesidad de contar con una normativa estricta sobre publicidad alimentaria y que se establezcan controles efectivos que aseguren una publicidad de alimentos y bebidas clara y real, a finales del año pasado, la asociación VSF Justicia Alimentaria Global, lanzaba la campaña “Mentira podrida”. Según su director, Javier Guzmán, “las marcas se han adueñado de reclamos como fresco, saludable, hecho en casa, artesano…para vender sus productos porque saben que son tendencias de consumo pero disfrazan un producto altamente procesado, estafan al consumidor y vacían de contenido estos conceptos arrebatándoselos a las pequeñas explotaciones que realmente sí son artesanales.”

El informe “Mentira podrida. Breve repaso a la Alimentación charlatana” recoge el dato de que sólo los llamados alimentos funcionales, aquellos que basan su publicidad en reclamos de salud con propiedades “milagrosas”, (la mayoría spots presentados por periodistas, divulgadores y personajes con supuesta credibilidad), mueven en España un volumen de negocio de 2900 millones de euros al año y tienen una cuota del 7 % en el mercado de gran consumo.

Quizá por detalles como éste, a estas empresas no les interesa una legislación clara, los políticos ceden ante la presión de las grandes multinacionales y algunos científicos  caen en las redes económicas de la industria alimentaria.

Más información en: www.vsf.org.es, www.mentirapodrida.es, www.autocontrol.es

Autora: Marta Gandarillas – Bio Eco Actual Junio 2015